_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El voto catártico

Lo más relevante no es si Trump conseguirá implementar las reformas prometidas durante los próximos cuatro años, sino si ello importará o no para su supervivencia

Sandra León
Un partidario de Donald Trump en Dallas (Texas)
Un partidario de Donald Trump en Dallas (Texas)JAE S: LEE / AP

Desde el triunfo de Donald Trump en las presidenciales norteamericanas se ha extendido el extraño deseo de que un político no cumpla con sus promesas electorales ¿Cómo impedir que el futuro presidente lleve a cabo lo anunciado durante la campaña? Unos confían en la separación de poderes, otros en el grado de división interna dentro del Partido Republicano y hay quienes esperan que sea la complejidad de las políticas la que acabe con la efectividad de la que Trump presume.

Sin embargo, quizás lo más relevante no es si Trump conseguirá implementar las reformas prometidas durante los próximos cuatro años, sino si ello importará o no para su supervivencia. Quienes le esperan al final de su mandato son unos votantes cuya fidelidad no necesariamente va a depender del grado de cumplimiento de las promesas de su líder.

Esa impermeabilidad del voto a los resultados de las políticas es más probable en un entorno político polarizado como el estadounidense. Cuando la distancia ideológica se acrecienta, el gobierno del otro se vuelve inaceptable para cada una de las partes. En ese escenario los votantes estarán más dispuestos a consentir que el Ejecutivo al que apoyaron se equivoque sin castigarlo en las urnas. Por ello cabe esperar que la lealtad de quienes votaron a Trump sea más resistente al incumplimiento de promesas.

Además, una parte del electorado de Trump seguramente le dio su apoyo no porque les gustase el candidato, ni porque estuvieran de acuerdo con sus propuestas, sino simplemente porque querían canalizar su enfado o reafirmar su visión del mundo. Este voto catártico y alejado de políticas también impermeabiliza electoralmente a Trump de sus posibles incumplimientos. Y mientras las causas objetivas de dicha desafección no desaparezcan y las causas inventadas sigan siendo parte esencial del discurso republicano, nada hace augurar el declive de este tipo de apoyos.

El voto catártico alivia individualmente a quienes lo ejercitan, pero colectivamente nos dirige hacia la peor de las incertidumbres. @sandraleon_

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_