Javier Fernández y el gato de la victoria
sUS PIRUETAS sobre el hielo le han convertido en el mejor patinador del mundo. Javier Fernández ha conseguido cuatro títulos europeos y dos mundiales consecutivos. Pero, lejos del hielo, su otra pasión son sus gatos. Como vive a caballo entre Madrid y Toronto (Canadá), tiene dos, uno en cada ciudad. Una de las cosas que más le gusta de ellos es cómo se mueven cuando juegan. “Sus maneras de saltar, de subirse por las paredes y meterse entre los obstáculos de la casa como si fueran serpientes”. Acrobacias que recuerdan a las que hace este madrileño de 25 años cuando sale a la pista. “Sí. Gatos y patinadores podríamos tener cualidades parecidas. Aunque nosotros vamos sobre dos patas, porque si lo ejecutáramos a cuatro, haríamos un mal programa”, ríe el campeón mundial de patinaje artístico.
Aunque Fernández es alérgico al pelo de los gatos, ni se plantea vivir sin uno a su lado.
En Canadá convive con Effie, una gata de color cálico que le regalaron hace cinco años. Cuando vuelve a casa después de una larga jornada de entrenamiento, le gusta saber que ella lo espera. Effie resulta muy cariñosa y no se despega del patinador mientras están juntos.
En la casa de sus padres, en Madrid, está Roni. Es el gato de su infancia. Su familia y él lo recogieron en la calle hace ya 11 años. “Nunca habíamos tenido mascota, pero, una vez que se instaló en casa, todos nos aficionamos a los felinos”. Tanto que, aunque Fernández es alérgico al pelo de los gatos, ni se plantea vivir sin uno a su lado. Prefiere limpiar la casa más a menudo. “El pelo es un problema, pero no puedo resistirme a disfrutar de su compañía. Soy un entusiasta de los gatos al cien por cien”.
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