Pedro Moneo. De profesión, innovador
EL DÍA de su boda, el ingeniero Pedro Moneo (Madrid, 1977) mandó a la estratosfera una fotografía de la primera cita con su mujer. Compró una bala de helio, un globo meteorológico, un paracaídas y una pequeña nevera de plástico, y los lanzó a 34 kilómetros de altura con una cámara GoPro. “Tuve que pedir permiso a AENA”, cuenta orgulloso mientras muestra una instantánea en la que se ve a la pareja con la Tierra de fondo.
La anécdota sirve para hacerse una idea de hasta qué punto la innovación es importante en la vida de Moneo. Este año ha sido nombrado joven líder global por el Foro Económico de Davos por varios de sus logros profesionales, como ser el fundador de la consultora de innovación Opinno en 2008, con sede en San Francisco, o el editor de las publicaciones en español de las revistas Harvard Business Review y MIT Technology Review.
De madre enfermera y padre inmunólogo, Moneo siempre pensó que sería científico. Estudió Ingeniería Industrial en la Politécnica de Madrid y luego Ingeniería Nuclear en Francia. Pero tras una breve aventura en Chicago, donde trabajó seis meses para el Gobierno de Estados Unidos en el primer laboratorio civil de investigación nuclear del mundo, se dio cuenta de que ese no era su camino. “Soy una persona cortoplacista. Necesito ver los resultados pronto, y la ciencia tiene sus tiempos”.
Al regresar a España descubrió una nueva pasión: la estrategia y los negocios. Hoy presume de haber fundado su propia empresa. “Llevaba unos años viajando a San Francisco y me contagié del espíritu de las start-ups: fabricar compañías con menos dinero, más pragmáticas y menos especulativas”, explica en su despacho madrileño. En sus oficinas, donde la media de edad es de 27 años, ha creado la figura del chief happiness officer, que se encarga de que todos los trabajadores estén contentos. Porque, según él, la innovación comienza escuchando a la plantilla y a los clientes: la arrogancia de las grandes corporaciones es cosa del pasado. Su objetivo es revolucionar la consultoría y crear un modelo colaborativo en el que expertos internacionales puedan asesorar en proyectos concretos. Opinno ya tiene una red de 150.000 especialistas. “Queremos hacer algo parecido a lo que ha hecho Airbnb con los hoteles. Crear una nueva dimensión, otra cultura de trabajo”, dice este directivo de voz pausada y articulado discurso.
Lo más gratificante para él es lograr que empresas antiguas de gran tamaño se conviertan en innovadoras. Lo hicieron con Endesa. Les propusieron subir a la Red un millón y medio de registros anónimos de consumo energético de sus clientes y retaron a mil programadores de todo el mundo a imaginar cómo sacar provecho de esos datos. A uno de ellos, por ejemplo, se le ocurrió crear un 'software' para reducir el consumo de energía en los hogares.
Su compañía, que opera en 20 países y tiene 130 empleados y sedes en San Francisco, México, Colombia y España, también se dedica a la organización de eventos, unos 200 al año. El próximo octubre, por ejemplo, se encargarán de la conferencia de innovación de la NASA en Houston. Moneo se ha propuesto estar a la caza y captura de toda idea original que pueda ser útil para su empresa. ¿Cómo lo consigue? Participando cada vez más en foros internacionales. “Nunca sabes de dónde te van a venir las ideas. Hay que estar donde se mueve la gente que quiere cambiar las cosas. Del lado de los visionarios”.
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