¿Cuánto sabes sobre 'food trucks'?
Ni el bocadillo en pan de pita es un invento turco, ni los chinos cocinan perro. Tampoco alimentarse en la calle es sinónimo de prisas, improvisación y empacho de grasas saturadas. Te contamos cómo es esta moda culinaria
Hasta hace poco más de una década, el concepto de street food en España se limitaba a pequeños rincones donde se escondían máquinas expendedoras de comida industrial, a chinos que ilegalmente vendían en la calle comida de dudosa calidad o al take away de siempre. Ahora ya hay que empezar a entenderlo como algo más que alpiste para emergencias. Ya era hora de que nos trajeran esa maravillosa idea de sacar la gastronomía de calidad a la calle, de empezar a ver auténticos chefs (incluso algunos con estrella Michelin) fuera de las cocinas de los restaurantes convencionales. Porque hay vida más allá de los kebabs.
Fabio Gándara, secretario y responsable de comunicación de la asociación Street Food Madrid, nos lo aclara: "Los restaurantes abandonan los formalismos, y lo que prima es la calidad de la cocina y el disfrute. Los food trucks buscan lo mismo: ofrecer una experiencia gastronómica rápida e informal, pero fresca, sorprendente, única y de calidad".
Comer en la calle cada vez nos va dando menos pavor, fundamentalmente porque es bastante más sano que antes y su precio no es para suicidarse. Los chinos de la Gran Vía de Madrid han dado paso a la apertura de locales especializados en street food asiática, como Tuk Tuk, donde el arroz tres delicias ya por fin se evapora, dando paso a maravillas como el pollo marinado con mango y chile, por poner un ejemplo. Del mismo modo, los locales de pizza callejera han transformado su concepto de street food incluyendo otros productos como empanadillas criollas, ensaladas e incluso zumos de fruta. ¿Quién dijo "grasa"? El que come mal es porque quiere.
A pie de calle o sobre ruedas
Sin duda la médula espinal del street food de hoy en día camina sobre ruedas. Los food trucks son posiblemente lo que más asociamos actualmente a la comida callejera, y no sólo por una feria o un talent show de la televisión. Cada día, estos camiones restaurantes van sofisticando sus instalaciones hasta llegar a convertirse en verdaderas naves Enterprise gourmet. Un océano de creatividad, junto con el empleo de alimentos frescos y cocinados al momento, son posiblemente la clave de su éxito. Es por eso que las dos últimas congregaciones de food trucks en Madrid, en las estaciones de Nuevos Ministerios y Príncipe Pío, fueron una auténtica bomba. Maravillas como La Pulponeta, con el chef Adriano Cubelos a la cabeza, dan un paso más allá con la octopus burger; una deliciosa hamburguesa de pulpo a la parrilla. "Probamos hasta 15 tipos de pan hasta encontrar el que encaja con cada hamburguesa", nos contó Cubelos.
Para muestra, otro botón. El pasado mes de junio, el festival Mulafest nos sorprendió a todos con un ejemplo de lo que es comida callejera, sana y saludable. Los food trucks que alimentaron a la hambrienta muchedumbre optaron por sándwiches club de lo más variopinto, carne a la parrilla y sanos smoothies de frutas de mil clases. Y por supuesto, nada pre-cocinado ni descongelado, ni procedente de otro planeta. Mamá, esta vez sí hemos comido bien.
EN EL FONDO, NO SABEMOS NADA
Un análisis de la OCU de 2014 puso en tela de juicio ese oscuro icono de la street food que es el kebab. Con 25 muestras diferentes, emitió un informe donde se descubrió que, además de restos fecales en su composición, el kebab es un amasijo de carnes de lo más variopinto, mucho más calórico que una hamburguesa de comida rápida. Y, spoiler, el bocadillo en pan de pita no es un invento turco. Lo popularizó un berlinés de origen turco: Kadir Nurman.
Otro gran mito de la street food recae en la comida china. Después de ver aquel reportaje de Equipo de investigación en el que un chino supuestamente llegaba a masturbarse mientras cocinaba lo que luego se vendía en la calle, todo son ataques de miocardio. Lo que sí está claro es que no cocinan perro, como reza la leyenda urbana. Ellos lo comen, pero en China, y es una carne bastante cara.
De la mano de ciudades como Ámsterdam, Londres y Nueva York, la nueva comida callejera ha llegado para quedarse. Quizás debamos de ser cautos para no convertir estos proyectos en carne de franquicia y se vaya todo al traste. Las marcas empiezan a invertir en lo que parece el futuro de gran parte de la gastronomía. Y nos consta que el ayuntamiento de la capital ya tiene propuestas con espacios fijos para Street Food Madrid. ¿Comeremos sobre ruedas en 2017? Esperemos que sí.
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