_
_
_
_
_

Publicidad y mujeres delgadas

Susan Meiselas / Magnum

RECIENTEMENTE, HAN prohibido en el transporte público londinense un anuncio de suplementos vitamínicos en el que una bella y delgada joven, con un biquini amarillo, pregunta: Are you beach body ready? (¿está listo tu cuerpo para ir a la playa?)

El nuevo alcalde de Londres, Sadiq Khan, reprueba poner como ejemplo un cuerpo que él no cree sano y que, además, puede avergonzar a las personas con sobrepeso (en español arcaico, obesas o gordas). Desea enviar “un mensaje claro” a las agencias de publicidad. El Women’s Equality Party (un nuevo partido) lo aplaude. La plataforma Change.org recogió 70.000 firmas para eliminar el anuncio. Sin embargo, la autoridad que regula la publicidad en Reino Unido no lo juzgó ofensivo.

Una sociedad debe regirse por leyes y reglas. El problema es dónde poner el fiel de la balanza. En Francia se exige un mínimo de masa corporal a las modelos, y en Italia, un certificado de salud. Lo llamativo del caso es que la chica del biquini no es anoréxica. Su estado físico es envidiable, no peligroso. El fiel de la balanza se ha corrido demasiado, de la anorexia a la simple delgadez. ¿Está afectando lo políticamente correcto a la publicidad?, ¿qué líneas rojas no deben traspasarse nunca? Pregunto a Jesús Valderrábano, consejero delegado de Ogilvy & Mather Publicidad: “Un creativo no debe preocuparse por lo políticamente correcto, sino por seducir para vender un producto o una marca. El cliente dice el qué y nosotros el cómo venderlo. En España, las marcas han formado una asociación, Autocontrol.es, que vigila que los anuncios sean legales y honestos. A menudo los clientes exigen que un anuncio pase ese filtro o lo hacemos nosotros previamente. Una empresa ejemplar en el trato con las personas es ONCE. Por otra parte, al prohibir ese anuncio del biquini, Khan ha hecho la campaña de su vida a ese producto”.

Más que la posibilidad de que alguien se sienta mal al ver a una chica delgada, el problema –del que, por cierto, alertan constantemente las autoridades– es la obesidad, pandemia del siglo XXI. Y también, esta manía de algunos vigilantes sociales por imponer las propias ideas y velar, supuestamente, por los sentimientos ajenos. Estoy feliz de haber visto a Rita Hayworth quitándose el guante en Gilda, y su belleza no me hizo dejar de querer a quien me acompañaba; me encantó Días del cielo, y no vivo atormentado desde que la vi porque Richard Gere fuese mucho más guapo que yo. Sí, los actores suelen ser más atractivos que los espectadores. ¿Recogemos firmas para evitar tamaño desmán? Para estar listo para ir a la playa basta con bañador (y no siempre) y crema. Más allá de eso, al que le moleste un anuncio con una chica guapa, que madure.

Según Madame d’Aulnoy, que viajó por España en el XVII, a La Venus del espejo “solo le falta gordura (…). Esto no es un defecto físico en aquel país, donde les gustan las delgadas que no tienen más que piel sobre los huesos”. Espero que Sadiq Khan o Change.org no inicien una campaña contra el cuadro de Velázquez por si ofende a alguna visitante de la National Gallery.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_