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Los beneficios de que los niños vivan la naturaleza

Recoger huevos de gallina o plantar semillas de tomates en una granja escuela acerca a los niños a la cultura rural

¿Cuánto tiempo cree que se tarda en obtener 22 litros de leche cuando se ordeña una vaca? ¿Ha pensado en 10 minutos? ¡Enhorabuena! Es uno de los pocos que ha acertado la respuesta. “A veces, se sorprenden más los adultos que los niños con respecto a cómo es una vaca, una cabra o una gallina”, explica Josep María Segú, director de Granja Escuela Hípica Can Feliu, cerca de Barcelona, que en un año recibe la visita de alrededor de 2.000 niños. Y es que, los urbanitas desconocemos más de lo que creemos sobre la vida rural o los animales de granja, como caballos, cabras o gallinas, por mucho que vayamos los fines de semana al campo. Y nuestros hijos no son una excepción. 

Las granjas escuela surgieron en España hace cerca de tres décadas como respuesta a una sociedad que se concentraba en las ciudades y quería reencontrarse con la naturaleza. Los urbanitas conocen todos los secretos para moverse como pez en asfalto, pero han perdido la conexión con la naturaleza y el modus vivendi rural. Por ello, no es extraño oír a nuestro hijos decir: Mamá, ¿de dónde vienen los huevos? ¿Los caballos dan leche?

Recuperar la cultura rural y de la naturaleza para nuestros hijos es importante para que tengan una visión real del mundo en que viven.

Todo un mundo por descubrir: cómo suena un mugido o un rebuzno

Las actividades que un niño puede descubrir en una granja escuela son muy diferentes de las que realiza en su rutina diaria en la ciudad. “Se saca a los animales para que los niños puedan tocarlos: burro, vaca, caballo, conejo o cabra”, explica el director de una granja escuela catalana, Josep María Segú. La mayoría de ellos descubrirá por primera vez el tacto del pelaje de estos animales o su voz. Sabrán de primera mano cómo suena un rebuzno o un mugido, y dejará de ser sólo una palabra que se aprende en el cole. Recogerán huevos, verán cómo se ordeña una vaca, montarán a caballo, regarán el huerto, plantarán semillas o labrarán la tierra.

El aprendizaje a través de la experiencia es uno de los objetivos de estos centros rurales, como “fomentar el contacto con la naturaleza, el mundo animal y rural o que los niños adquieran conocimientos sobre procesos de transformación naturales, de dónde viene la leche y el queso que compramos en el supermercado; cómo se hace un telar de lana o cómo y con qué ingredientes naturales se hace un bizcocho”, enumera Cristina Ortego Cardenal, del equipo directivo del Centro Educativo Internacional El Jarama, en la Comunidad de Madrid.

Actividades como “Un día de campesino”, con la que los niños se convierten por unas horas en labradores y se ponen en la piel de un burro que tira de un arado o de un carro, “para que valoren el trabajo de los animales en el campo”, explica Josep María Segú, que también menciona “A caballo por la vida”, una iniciativa con la que los niños aprenden la historia de los équidos en el contexto de la evolución humana.

Mayor empatía y menos miedos para los niños que conectan con la naturaleza

Los niños, en la ciudad, siguen una rutina diaria que les impide en muchas ocasiones relacionarse de una manera lúdica con las personas de su entorno. Pasan de las obligaciones escolares a casa, donde les espera la tecnología, que les aísla. “El contacto con la naturaleza y los animales es muy recomendable para los niños porque previene el sedentarismo y el aislamiento y nos pone en contacto con la naturaleza, nuestro medio natural. En las granjas escuela, los niños realizan actividades en grupo, se centran en el momento, sin filtros virtuales; corrigen y previenen fobias y miedos a los animales”, explica Carlos González Navaja, psiquiatra infantil de la clínica madrileña La Luz.

Desde el punto de vista pedagógico, la visita a granjas escuela permite “salir de la rutina escolar y reforzar los conocimientos que se imparten durante el curso escolar desde un punto de vista lúdico y en contacto con la naturaleza”, explica Olga Coblas, Directora del Colegio Petit Monde, en Castelldefels, cuyos alumnos acuden a granjas escuelas a lo largo del curso escolar.

Requisitos de las granjas escuela dentro de la legalidad

-Unas instalaciones que garanticen la seguridad de los niños que las visitan.

-Mantener la salud y el bienestar de los animales que alberga.

-Tener licencia para desarrollar su actividad.

-Contar con monitores formados de manera específica para las actividades medioambientales de formación con niños.

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