‘Canción triste de Hill Street’|¿Por qué estoy cantando esto?

Ni el éxito de Eurovisión, ni la canción del verano ni el último hit de Taylor Swift.

Cuando eres padre primerizo descubres que tan pronto entra el bebé en casa, tus discos y cds cobran vida como los muñecos de Toy Story y se largan por la puerta. Porque saben que su momento ha terminado. Durante los próximos años, sólo podrás escuchar la música que te guste cuando vayas a currar en coche o estés cocinando con cascos.

Lo del pan bajo el brazo del bebé a veces no lo traen de serie, pero las cancioncitas infantiles vienen impuestas por ley (sólo les falta salir en el BOE para hacerlo oficial).

Supongo que estas canciones tendrán componentes educativos para trabajar sonidos, conceptos, ritmos... Si no, no me explico que nuestra generación no acabe de una vez con esta espiral de mal gusto musical. Porque ¿de verdad hace falta que cada nuevo bebé sea torturado con las mismas cancioncillas?

Buscándole mucha metáfora y profundidad a algo que quizá no lo tiene, quizá le encontremos un lado positivo, una moraleja como la de los cuentos de hadas, para que la criatura aprenda a comportarse bien y a no ponerse en peligro. Quizá si "una muñeca vestida de azul" se constipó por salir de paseo y ahora está en cama con mucho dolor, conseguiremos que nuestro retoño se ponga una rebequita en sitios con aire acondicionado criminal.

Y puede que el "¿dónde están las llaves matarile rile rile?" consiga que la niña no nos rebusque en la mochila y vaya tirando su contenido mientras paseamos y evitemos llamar al cerrajero de guardia.

La única canción que para mí tiene un mensaje muy claro es la de cinco lobitos: claramente habla de los lobos huargos de los Stark de Juego de tronos (como bonus track nombra a Meñique).

Pero a muchas no les veo yo ni simbología ni utilidad. Y es más, sacadas de contexto y sin un bebé al lado te pueden traer problemas.

Si se te escapa cantarle "el cocherito leré" al típico taxista que baja las ventanillas en vez de gastar aire acondicionado, encima pondrá la radio más alta.

"En la vieja factoría hay un perro" en un comité de empresa de cualquier fábrica afectada por un ERE parece que llames chaqueteros y sucios traidores a los que se han quedado trabajando.

Y si se por pura casualidad vas tarareando "El patio de mi casa es particular" justo cuando pasas por delante de una manifestación de la Plataforma Afectados por la Hipoteca, ya puedes salir por patas.