‘El Guateque’ | Avalancha de cumpleaños
Como primerizos, hay mucha presión (innecesaria, porque la niña ni se va a acordar) para que el primer cumpleaños sea épico y memorable
Llegan los primeros cumpleaños de los retoños y de repente se inicia la competición por ver quién organiza el mejor evento. Ríete tú de Eurovisión o de los Festivales de final de curso con las madres del AMPA odiándose entre ellas por ver quién pinta el mejor mural.
Por supuesto que al bebé lo queremos más que a nadie, pero entre darle amor y organizarle la gala de los Óscar hay una pequeña distancia. La pediatra nos dijo que durante el primer año y medio, a los críos les da igual socializarse o no con criaturas de su edad, que lo que quieren es cariño, atención y juegos. Así que no hace falta invitar a 40 niños para que nuestra hija sea la más popular de clase (sobre todo, porque aún no va ni a la guardería y tampoco me gustaría ir de parque en parque reclutando niños desconocidos para que las fotos salgan llenas)
Pero como primerizos, hay mucha presión (innecesaria, porque la niña ni se va a acordar) para que el primer cumpleaños sea épico y memorable.
Todos recordamos nuestras fiestas de 8-11 años y las podríamos montar con los ojos cerrados: ganchitos, triangulitos de pan con nocilla y paté, Fanta de dos litros y vasos y platos de plástico. Pero ¿qué se le prepara a un bebé de 1 año? ¿Traemos un payaso o se asustará y tendrá trauma? Si no sabe soplar la vela, ¿soplamos nosotros o da mala suerte? ¿Cuántos regalos se le pueden hacer sin volverla una consumista malcriada?
Muchos aconsejan celebrarlo solo con la familia, para evitar nervios y complicaciones. Porque si a esta edad ya empezamos con la rueda de "me han invitado, así que les tengo que invitar" acaba pasando como con las bodas, pero al menos aquí nos ahorramos la corbata, la peluquería... y el cubierto.
Aún así, hay padres muy sociables o con ansias de aventura que deciden montar cumpleaños multitudinarios, normalmente lejos de tu casa y con mala combinación de transporte público. De repente, la agenda de la niña se llena más que la de un político en precampaña. Y nosotros nos vemos en un montón de fiestas con muchos padres a los que saludar.
Estos actos son como una partida bestial del ¿Quién es quién?. A veces cuesta distinguir cuál es el bebé cumpleañero, porque todos se parecen, cuesta recordar los nombres de padres y niños, y como la estética paternal reinante se divide en "barba y gafas de sol" o "runner afeitadete", a veces en la misma fiesta cuesta saber si a uno lo acabas de saludar o es otro nuevo.
Hay dos opciones para integrarte sin liarla como Peter Sellers en El guateque: juega todo el rato con tu bebé o imita a Tom Cruise en un estreno. O sea, sonríe mucho, da la mano con entusiasmo y usa frases comodín: "¡Cómo crecen los críos! Dentro de nada nos pedirán una moto", "¿Cómo lo lleváis?", y la que nunca falla, "¿te traigo algo de beber?", que te proporciona al momento la amistad de cualquiera o, si es necesario, te permite desaparecer.
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