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harry pater
Columna
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‘Cosas que nunca te dije’ | Esto nos pasa a todos

Normalmente somos los padres los que nos despistamos y las madres las que nos servís de comodín del público. Muchos os sentiréis identificados con esta lista

En las pelis de Coixet, las parejas también discuten por el cajón de los bodis
En las pelis de Coixet, las parejas también discuten por el cajón de los bodis

Nuestra generación se está tomando la paternidad con mucha felicidad y dedicación. Pero tener un crío no es vivir en un mundo de fantasía perpetuo donde todo es maravilloso. A veces nos agobiamos por tonterías y nos estresamos persiguiendo una perfección de manual. Normalmente, somos los padres los que nos despistamos y las madres las que nos servís de comodín del público.

Creo que muchos os sentiréis identificados con esta lista de realidades a aceptar y muchas podréis suspirar medio aliviadas pensando "así que mi pareja no es el único pardillo del país".

A veces no pasará nada por no bañar al bebé un día. De hecho, por buenas que sean las rutinas, la criatura aún no sabe poner la alarma en el reloj y si la bañamos a las 20.37 en vez de a las 20.00 los asistentes sociales no se la llevarán.

A veces le pondremos un babero con las letras "martes" un jueves, pero el universo no implosionará.

A veces coincidirá que tendremos que ir al lavabo justo cuando vosotras queráis cambiar o bañar al bebé y lo acabaréis haciendo solas. Llevar una muestra de nuestro producto interior bruto para demostrar que estábamos ocupados de verdad... no mejorará la situación.

A veces las tiras adhesivas para enganchar el pañal no estarán perfectamente alineadas. Pero ya es mucho si no ponemos las dos piernas en un mismo agujero y el pañal no rebosa por un lado.

A veces no sabremos en qué cajón están los bodis.

A veces le pondremos un bodi de manga larga en verano. Porque ayuda a proteger la piel de los rayos solares.

A veces no recordaremos qué amigo nos regaló ese bodi (y seguro que él tampoco), así que si no le enviamos una foto ahora mismo enseñando lo feliz que es el bebé con el regalo tampoco pasa nada

A veces nos olvidaremos de recargar la bolsa del carrito con más pañales.

A veces pondremos demasiada comida en la babycook. Pero ya sabéis que la pasta también la cocinamos a ojo y casualmente siempre sobra.

A veces al bebé le daremos carne que no sea biológica/ecológica/cosida a mano, porque luego toca las ruedas del carro y se chupa las manos, y eso es peor que la carne de oferta del súper. 

A veces nos haremos los dormidos cuando el bebé llore de madrugada para que vayáis a socorrerlo vosotras.

A veces nos rendiremos rápido cuando el bebé se despierte de madrugada en su cuna y lo traeremos a nuestra cama. Porque nos gusta dormir los tres juntos. Y también porque a según qué horas de la madrugada simplemente nos gusta dormir.

A veces el carrito es un malvado decepticón que se niega a plegarse y transformarse por mucho que le demos a la palanquita.

(Y por cierto, nosotros no sabremos en qué cajón van los bodis pero vosotras no sabéis qué es un decepticón).

A veces los padres vamos a lo fácil. Porque toda nuestra energía la reservamos para quereros sin límite.

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