Una caca con ojos, sí; una mujer trabajando, no

Los emojis,iconos que ayudan a expresarse a través de imágenes con solo pulsar una tecla, se han convertido en algo más que una moda. Con la explosión de las aplicaciones de mensajería, estos dibujos de origen japonés —de ahí que incluyan sushi, sopa de fideos, templos y geishas— se han convertido en una forma de expresión y fenómeno cultural mundial.

Mientras que desde España se emprendió una campaña para que se incluya la paella, en México ya cuentan con el taco. La incorporación de nuevos iconos no depende de una persona en particular, sino de un organismo sin ánimo de lucro, Unicode, que lo asigna basándose en la disposición internacional de los teclados. Es decir, la cantidad es limitada y se suele decidir por consenso. Se intentan siempre ideas o imágenes que resulten de uso e interpretación universal, muy evidentes.

Poco a poco se han multiplicado las voces que piden que se refleje el día a día de una manera más natural e igualitaria, yendo más allá de las anécdotas y los iconos gastronómicos. Apple fue la primera en dar un paso a favor de la diversidad al incluir la opción de adaptar el color de piel de los gráficos que representan personas. La popular flamenca o el signo de aprobación con el pulgar hacia arriba se pueden adaptar a diferentes tonos de piel.

Ahora es el turno de las mujeres. En la versión actual se pueden encontrar princesas, novias, chicas pintándose las uñas o cortándose el pelo. Pero Google ha hecho una sugerencia formal al comité que toma la decisión para que considere incluir mujeres desarrollando una labor: trabajando en el ordenador, ejerciendo un rol sanitario o, como pidió a través de su Twitter la primera dama Michelle Obama, estudiando. La empresa de Internet estadounidense aporta en su demanda determinadas imágenes: una chica con soplete, con una llave inglesa, vistiendo casco de obras, con una probeta, con un chip… Y es que resulta difícil entender que haya emojis de una gamba con gabardina, una berenjena o una caca con ojos, pero no de una mujer trabajando.