Ralph Lauren financia un centro contra el cáncer

Un emocionado Ralph Lauren ha rememorado la amistad que mantuvo con Diana de Gales con ocasión de la apertura de un centro de investigación del cáncer de mama en un hospital londinense del que fuera patrona la princesa. La figura de lady Di, subrayaba el veterano diseñador estadounidense, le inspiró para implicarse en este proyecto al que ha aportado 4 millones de libras, unos 5,17 millones de euros, de su inmensa fortuna.

Asiduo visitante de la capital británica, Lauren ha regresado esta semana para inaugurar las nuevas instalaciones del hospital Royal Marsden junto a Guillermo, el hijo mayor de Diana, y actual presidente de la institución. Ambos departieron este martes con algunos de los pacientes de este centro ubicado en el barrio de Chelsea y subrayaron la importancia de las labores de investigación contra este tipo de tumor que es el más frecuente entre las mujeres occidentales.

Hace casi tres décadas desde que a Lauren le fue detectado un tumor cerebral que le fue extirpado en una intervención quirúrgica. Un tiempo después, a su amiga Nina Hyde, editora de moda del The Washington Post, le diagnosticaban un cáncer de mama. Fue ella quien le animó a contribuir económicamente en la lucha contra esta enfermedad, como viene haciendo desde hace muchos años en su país. Y desde esta semana también en Londres.

El creador de los famosos polos, sobre cuyo éxito fundó un imperio de moda masculina y femenina hoy valorado en 5,5 millones de dólares (4,9 millones de euros), siempre es inquirido sobre las mujeres famosas a las que ha vestido, desde la fallecida princesa de Gales hasta estrellas de cine, pasando por Michelle Obama o por esa otra primera dama de ficción a la que encarna Robin Wright en la serie televisiva House of Cards. Y una de sus favoritas es la aspirante demócrata a la presidencia de EE UU Hillary Clinton: “Me gusta mucho y creo que es la más preparada para ese puesto”, ha subrayado en una entrevista con The Times.

Preguntado sobre el atípico candidato republicano, el millonario Donald Trump, un asiduo del restaurante Polo Bar que el diseñador tiene en Manhattan, le describe como “un hombre encantador” del que no descarta que pueda dar la sorpresa en las próximas elecciones presidenciales: “Mucha gente se ríe de él, pero mientras tanto sigue ganando popularidad también entre sectores muy respetables”, advierte.

Pero este hijo de inmigrantes judíos de Bielorrusia, que se llamaba Ralph Lifshitz hasta que americanizó su nombre a los 16 años, se posiciona a favor de Hillary por su potencial político. Y también porque es una buena amiga. Como también lo fuera en su día la princesa de Gales, a quien conoció en 1995, dos años antes de su muerte en un accidente automovilístico en París. Les presentaron en un acto social y acabaron citándose en el Claridge´s de Londres. “Diana acudió con su dama de compañía, y yo lo hice con mi hijo”, recuerda el diseñador sobre aquel encuentro del que guarda una entrañable anécdota. “Iba vestido con vaqueros y la princesa me preguntó si conocía a alguien importante, porque en el hotel no estaba permitido este tipo de atuendo. Y yo le respondí: ´La conozco a usted´”.