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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Volver a empezar en Cuba

La entrevista de Margallo con Castro debe servir para que España no pierda posiciones en la nueva etapa del régimen cubano

El presidente cubano, Raúl Castro, saluda en La Habana  los ministros españles de Exteriores, Jose Manuel Garcia-Margallo y de Fomento, Ana Pastor.
El presidente cubano, Raúl Castro, saluda en La Habana los ministros españles de Exteriores, Jose Manuel Garcia-Margallo y de Fomento, Ana Pastor. HO (AFP)

Finalmente el presidente cubano, Raúl Castro, ha recibido al ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, acompañado de la ministra de Fomento, Ana Pastor. Ha tenido que pasar más de año y medio para que el encuentro se produjera después de que en la última visita del ministro a la isla el mandatario declinara la entrevista.

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Dadas las formas del régimen cubano, este retraso no es solo achacable al Gobierno español, pero da una buena muestra del nivel en el que se mueven las relaciones entre Madrid y La Habana en un momento en el que, fruto de la normalización de relaciones entre Cuba y EE UU, el régimen castrista está en un proceso de apertura —por ahora solo económica— en el que resulta de interés estratégico para España estar situada en primera fila.

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A pesar de las declaraciones de García-Margallo tras la entrevista con Castro en el sentido de que las relaciones políticas entre ambos países “están en su punto más álgido”, los hechos no lo confirman. Desde que en diciembre de 2014 se anunciara el restablecimiento de relaciones con Washington, han visitado La Habana los presidentes de EE UU y Francia y el primer ministro de Italia, entre otros mandatarios. Todos lo han hecho acompañados de amplias delegaciones y de una batería de propuestas destinadas a afianzar la presencia de sus países en la isla.

España es el tercer socio comercial de Cuba, detrás de Venezuela y China. La nueva política exterior del régimen, además de la implosión venezolana, crean un escenario inédito en el que Madrid no puede permitirse quedarse atrás. Por razones históricas, económicas —solo en plazas hoteleras, las empresas españolas tienen alderedor del 50%— y de influencia exterior, Cuba es una prioridad para España. La visita finalmente exitosa del ministro Margallo es un punto de partida. Quedan pendientes la del presidente del Gobierno que salga de las urnas y la de Felipe VI.

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