El peluquero (español) de las estrellas
CON ÉL, a solas, uno se siente enseguida en familia. Es cariñoso y buen conversador. Alguien en quien confiar. Ese, quizá, sea su secreto junto a la destreza de sus manos y su capacidad para moldear cabellos, manejar ungüentos y tijeras. Manolo García, de 51 años, montó un salón de peluquería en Sabadell en los años ochenta y hoy se fían de él las estrellas de Hollywood. Debutó en el cine en Gimlet (1995), cuando Viggo Mortensen aún era rubio. Vicente Aranda lo reclamó para Libertarias (1996). Durante ese rodaje sus manos se posaron en la melena de Victoria Abril, y la actriz ya nunca quiso que se las quitara. Ella le hizo coincidir con Javier Bardem en Entre las piernas (1999), que también quedó enganchado a su toque y le abrió las puertas de Hollywood. Y de la nominación al Oscar por Mar adentro.
“En un rodaje”, confía García, “el primer sitio al que llegan los actores es a peluquería. Los productores vienen después a preguntar cómo tienen el día”. Si pasan por él, se van relajados. Como si los hubiera peinado su madre.
Las estrellas suelen ser fieles. García trabajó con Penélope Cruz –de quien afirma que tiene un “pelazo”– en Piratas del Caribe 4. Javier Bardem se lo llevó a Bali para rodar Come, reza, ama. Y Tilda Swinton, a quien conoció en el filme de Jim Jarmusch Los límites del control, en Madrid, reclamó luego sus servicios en Italia para rodar Yo soy el amor, de Luca Guadagnino, y cuenta con él en las alfombras rojas de Cannes y Venecia: “Con ese look tan potente”, asegura Manolo, “piensas que será rara, pero es muy fácil de peinar”.
En la película Cegados por el sol, estrenada recientemente, el estilista tuvo que pelear contra el viento húmedo de la isla de Pantelaria para mantener el rizo que luce la actriz: “Intenté que fuera lo menos Tilda posible. Lleva el pelo en plan Ingrid Bergman”.
Los directores suelen dejarle hacer. “Woody Allen no permite que ningún actor lleve a sus asistentes, así que en Vicky Cristina Barcelona peiné a todo el casting y hasta él me pidió que le cortara el pelo. Es tan tímido…, gastaba bromas picaronas con Scarlett Johansson, quien llegó al rodaje con el pelo abrasado por el tinte platino. En muchos casos la mejor solución es la peluca, que está lista en 20 minutos. Hice una con Sharon Stone, What About Love. Estaba nervioso; la señora impone y había sido ella quien me había solicitado. Le pusimos un pelucón maravilloso, de pelo natural, que costaba unos 7.000 euros y no se notaba nada. Nicole Kidman, por ejemplo, no rueda sin peluca; y en Piratas del Caribe todo el mundo lleva una”.
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