La estrecha relación entre médicos y laboratorios

La versión holandesa del “No, no le voy a recetar antibióticos a tu hijo” es casi una liturgia que alcanza también a los adultos en la consulta del médico de cabecera. De ellos depende que el paciente reciba un volante para ver al especialista y son muy rigurosos al prescribirlos. De ahí la sorpresa derivada de los datos del Registro (anual) de Transparencia Sanitaria 2015, que cifran en 51,6 los millones de euros desembolsados por 89 compañías farmacéuticas en patrocinar sus productos entre los médicos de familia, especialistas, veterinarios, asociaciones sanitarias y de pacientes, además de farmacias. Destinados a 3.814 personas y boticas, los facultativos se beneficiaron de 8,6 millones del monto total de euros.

Según Sanidad, el Registro es el único de su clase en el mundo, y los 51,6 millones de euros suponen un aumento del 36% con respecto a 2014. Pero ¿de qué manera pueden condicionar al médico cuando escoja las marcas de específicos? En el vademécum aparecen los antibióticos, pero también muchos otros medicamentos, así que resulta difícil saber hasta dónde pueden influirles las atenciones recibidas de las farmacéuticas. No es que ingresen el dinero en sus cuentas bancarias. El patrocinio se canaliza a través de jornadas de estudio, seminarios o cualquier otra actividad similar. Nada nuevo, dentro y fuera de Holanda, es cierto. Además, buena parte de las relaciones entre fabricantes y médicos son esenciales para ampliar conocimientos, probar nuevas fórmulas y adecuar los tratamientos.

Es verdad que el Registro no detalla las sumas invertidas por las compañías en los hospitales y universidades para la investigación, ni el porcentaje posterior de recetas de un laboratorio concreto. Tampoco aparecen los receptores de las muestras gratuitas, pero incluye los nombres y apellidos de todos los patrocinados. De este modo, aunque el ejercicio de transparencia no sea completo, sí equipa al paciente, y por ende a la sociedad, para interesarse sobre los fármacos y la frecuencia con que ciertas marcas son recetadas.