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CLAVES
Columna
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El amigo americano

Por más que Europa esté rodeada de tensiones geopolíticas y amenazas terroristas, los europeos siguen sin enterarse

Barack Obama y David Cameron en Londres el pasado 22 de abril
Barack Obama y David Cameron en Londres el pasado 22 de abrilANDY RAIN (EFE)

El amigo americano está un poco cansado de los europeos. Una vez fue colonia de ellos, y aunque fue hace mucho y ahora mantiene una relación muy especial con su antiguo ocupante, la verdad es que su recuerdo de aquello está tan teñido de orgullo como filtrado por el recuerdo de lo costoso que fue emanciparse de una metrópoli bastante atroz.

Tras su independencia, el amigo americano decidió aislarse, porque todo lo que representaba la vieja Europa (luchas dinásticas entre autocracias, persecuciones y falta de libertad religiosa y económica) le repugnaba profundamente. Pero aunque EE UU quiso dejar en paz a Europa, Europa no dejó en paz a EE UU. Por dos veces durante la primera mitad del siglo pasado, miles de jóvenes americanos tuvieron que morir en suelo europeo para defender a los europeos de sí mismos. “¿Qué piensa de la civilización occidental?”, preguntaron a Gandhi. Y con ironía (se non è vero, è ben trovato) respondió: “Sería una buena idea”. Civilización lo que se dice civilización, no hemos visto mucha, debieron pensar también aquellos jóvenes americanos a los que gaseaban en las trincheras de Ypres o ametrallaban al caer sobre Normandía. Y para que estos europeos no se la jugaran por tercera vez, EE UU dejó 250.000 soldados estacionados en Europa durante medio siglo y se comprometió a fondo con la seguridad, prosperidad y libertad del continente.

El amigo americano pensaba que los europeos ya eran mayorcitos para resolverse sus problemas. Y que quizá podría dejar de sacarles las castañas del fuego. Pero nada, por más que Europa esté rodeada de un anillo de fuego, tensiones geopolíticas y amenazas terroristas que se extienden desde el Ártico hasta el Mediterráneo Occidental, los europeos siguen sin enterarse. Tan chocha está la vieja Europa que hasta la potencia colonial madre ha decidido organizar un bonito referéndum para ver si vuelve al “espléndido aislacionismo” y se desentiende del continente. Y en la gloriosa y liberada Francia, que regaló la Estatua de la Libertad a los americanos, también hay quien quiere echar el cerrojo. Y todavía hay quien se sorprende porque Trump quiera hacer lo mismo: antes de salirse usted, me largo yo, ¿no? @jitorreblanca

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