Pólipo y Medusa, dos momentos en la vida del mismo animal
Los primeros crecen hasta convertirse en éfiras, que se desarrollan y pasan a ser medusas adultas con sexos separados
Habitualmente la gente sabe distinguir una medusa de un coral, aunque solo sea por las picaduras que producen algunas especies. A pesar de su aspecto, aparentemente tan diferente, ambos forman parte del grupo zoológico de los cnidarios.
Una medusa es un animal de estructura simple, con un cuerpo en forma de campana y con unos tentáculos que, en la mayoría de las especies, contienen células urticantes. Se mueven libremente por el agua mediante contracciones de su cuerpo y son arrastradas por el viento y las corrientes marinas.
Hay también otros cnidarios (especies de animales relativamente simples, que habitan en ambientes acuáticos, mayoritariamente marinos) que viven unidos al fondo por un disco basal situado en uno de los extremos del cuerpo mientras que en el otro se halla la boca rodeada de tentáculos, también con células urticantes. Según las especies, pueden ser organismos solitarios o bien se agrupan formando colonias de numerosos individuos, como es el caso de las gorgonias. En general, a estos individuos de vida fija se les denomina pólipos.
Según las especies, pueden ser organismos solitarios o bien se agrupan formando colonias de numerosos individuos, como es el caso de las gorgonias
Lo que se suele ignorar es que en numerosas especies los pólipos y las medusas son dos fases distintas del ciclo de vida de los individuos de una misma especie. Es un proceso denominado alternancia de generaciones.
Para describir el ciclo biológico de los cnidarios se suele tomar como referencia el de la especie Aurelia aurita. Para poderlo explicar partimos de unos pólipos de esta especie que viven unidos al sustrato. Son de pequeñas dimensiones puesto que miden unos pocos milímetros. Cuando crecen se alargan y se van dividiendo transversalmente formando estructuras en forma de disco, a este proceso se le denomina estrobilación. El grado de madurez es mayor en los que están más alejados de la base. Estos discos empiezan a tener movimientos propios hasta que llegan a separarse del pólipo y constituyen las denominadas éfiras, las cuales mediante contracciones ya pueden moverse en el agua. Esto ha sido un proceso de reproducción asexual.
Las éfiras se desarrollarán hasta convertirse en medusas adultas, las cuales tienen órganos sexuales masculino o femenino, puesto que suelen ser animales con sexos separados. Tras la emisión de los gametos se produce la fecundación de los óvulos, a partir de los que se formará una larva ciliada, llamada plánula, la cual, tras un periodo de vida libre si fijará en el fondo para dar lugar a nuevos pólipos, los cuales volverán a iniciar el ciclo.
Sobre este ciclo general hay numerosas variaciones. Según la clase de la que se trate, se alternan claramente la fase de pólipo y la de medusa, o bien predomina una de ellas, como es el caso de las anémonas, en las que la fase de medusa es casi inexistente, o bien en el caso de las medusas, como la aguacuajada o el acalefo luminiscente, en las que la fase de pólipo es muy reducida.
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