¡Reaccionen, maldita sea!
El Consejo, en foto de Familias.
Cuando pensábamos que los países de laUEno podían caer más bajo en su respuesta a la crisis de refugiados, llegó ayer el Consejo de Europa para bendecir la devolución automática de todos los inmigrantes que lleguen a nuestras costas, merezcan o no la protección internacional. La decisión de los líderes europeos recuerda a esas reunionesde familias mafiosas en las que solo son capaces de ponerse de acuerdo frente a un enemigo común. En este caso, el "enemigo" son las decenas de miles de niños, mujeres y hombres que huyen desesperados de una guerra atroz que nosotros hemos contribuido a desencadenar.
La decisión del Consejo es un problema por varias razones:
- (Una vez más) incumple la ley: la legislación internacional es prístina con respecto a la obligación de los Estados de considerar el derecho de asilo de los individuos una vez estos alcanzan su territorio. Devolverles a Turquía para –supuestamente- comenzar allí el procedimiento de asilo es, sencillamente, ilegal.
- La eficacia moral (que no política, que está garantizada) de esta decisión depende una vez más de la capacidad de la UE para ponerse de acuerdo en la asignación remota de cuotas de refugiados. El problema es que esta es una conversación que ya hemos tenido, con los resultados catastróficos que ya conocemos: unos (con Orbán a la cabeza) rebuznando su oposición a pecho descubierto y otros (como la cobarde y huidiza España) oponiéndose de facto con declaraciones ridículas como la de ayer.
- La medida deja a Europa (aún más) a merced del Gobierno de Turquía, un socio tan peligroso como cuestionable que ha convertido su solidaridad con los refugiados en una pase libre para atornillar a opositores, bombardear kurdos y hacer caja de manera eficaz. ¿Por qué debe pagar Europa a Turquía para que haga algo que los Estados miembros deberían estar haciendo desde el primer momento?
- Lo que es incluso más grave, esta jugada política ignora el problema original: un régimen europeo de inmigración atomizado y concebido de espaldas a la realidad. Si creen que una medida así va a resolver sus problemas (“Los días de la inmigración irregular hacia Europa han terminado”, se ufanaba ayerDonald Tusk) es que son aún más inanes y más cínicos de lo que pensábamos. Asusta pensar en qué va a consistir la próxima vuelta de tuerca cuando esta medida demuestre su inutilidad.
Todos estamos obligados a levantarnos contra esta infamia que nos arrastra y nos marca a fuego como europeos. También los españoles: si tengo que presenciar un día más a esta recua de líderes incompetentes intercambiándose estocadas retóricas mientras el mundo se hunde a nuestro alrededor, en las próximas elecciones votaré a Fofito. ¡Reaccionen, maldita sea!
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