Construir para sobrevivir / construir para la eternidad
El arquitecto guadalajareño Julio Jesús Palomino (1963) y “su maestro” el segedano Manuel Fortea Luna (1954) iniciaron hace cuatro años una cruzada para recuperar el uso de la bóveda tabicada. ¿La razón? Es un sistema low cost que puede durar una eternidad.
Más económica, más sostenible, más duradera, más experimentada e indiscutiblemente más hermosa que un forjado de hormigón, la bóveda tabicada es una alternativa histórica de futuro tanto para reparar antiguas iglesias como para levantar nuevos edificios (como el que han diseñado para Sierra Leona). Por eso estos arquitectos quieren rescatarla del olvido. Palomino cuenta su historia.
Convencido de que con ladrillos o con rasillas se pueden construir espacios tan resistentes como para poder caminar sobre ellos, explica que en lugar de cemento, basta con emplear yeso como aglomerante porque no es el pegamento sino la distribución del peso de la construcción lo que las sujeta. Cuenta que además, “cuando falla, los fallos avisan y son fácilmente reparables”. Con todo, económica, fácil de reparar y realizada sin medios técnicos, esta solución con tanto futuro como pasado requiere de obreros formados. Se necesitan muy pocas horas para formarse. Fortea –con más años impartiendo talleres y experiencias también en Cuba- y Palomino se encargan de hacerlo. Mañana viernes y el sábado, ambos impartirán un nuevo taller en Guadalajara. Por eso Palomino responde a las preguntas de este blog:
¿Por qué le interesó trabajar con bóvedas tabicadas? Cuando estudiaba me gustaban las obras que encontraba en Madrid que parecían no existir. Recuerdo los bajos de las terrazas de la calle Basílica de Julio Cano. De pequeño veía hacer las escaleras en mi pueblo, pero fue a raíz de un encuentro con Manuel Fortea – para asesorarme sobre la construcción de la cúpula de Valverde de los Arroyos que debía restaurar- cuando entré de lleno en este mundo. Trabajando con Fortea comencé a alejarme de muchos de los prejuicios y vicios que tenía. Se me abrió un mundo. Aprendí a comprender y a mirar con otros ojos un conjunto de arquitecturas infravaloradas: la arquitectura de fábrica tanto histórica como reciente, libre de la capa del estilo y de lo accesorio.
¿Cuántas veces ha usado bóvedas tabicadas para reparar o construir un edificio? Varias. Casi siempre en rehabilitación por comodidad y economía. La obra más grande fue la restauración de la ermita de San José en Chiloeches (Guadalajara). Era difícil ejecutar un forjado horizontal al uso y decidimos realizar una bóveda nueva con función estructural de forjado (no solo techo) de casi 7 metros de luz. La bóveda nos resolvía en un solo gesto el techo del salón de actos y el suelo de las oficinas parroquiales.
Manuel Fortea es profesor en la Escuela de Arquitectos Técnicos de Cáceres. Él lleva años utilizando esas bóvedas no solo en restauración sino también en la construcción de viviendas y edificios públicos. Ha levantado más de 10.000 m2 de bóvedas: 60 viviendas de protección oficial en Villafranca de los Barros y una residencia para discapacitados en Llerena (Badajoz).
Juntos han diseñado un orfanato-colegio en Sierra Leona utilizando también bóvedas tabicadas. Es nuestro proyecto más querido y en el que queremos demostrar la utilidad del método para ejecutar estructuras seguras, baratas y que no se quedan en la curiosidad histórica o en un capricho de frikis alternativos.
¿Cómo organizan los talleres? Duran dos o tres días. Están abiertos a todo tipo de personas. Son teórico-prácticos, pero admiten también solo mirar (aunque no es lo habitual). En ellos levantamos modelos a escala reducida o escala real en los que los asistentes pueden trabajar (con ayuda de albañiles). La parte teórica profundiza en el diseño, el cálculo y la ejecución de los modelos que presentamos. A algunos los sometemos a pruebas de carga o rotura para comprobar que el modelo de cálculo concuerda o no con el ejecutado y discernir por qué.
¿Cuánto tiempo necesita un obrero para aprender a levantar una bóveda tabicada? El tiempo de formación es cero. Cualquier albañil con experiencia en obra de fábrica es capaz de construirlas. Sí que es necesario que comprenda el orden en la ejecución, en el manejo de los morteros y en los tiempos. De todos modos, si se les dan claros los criterios no suelen tener problemas para ejecutarlas. Las dos obras más grandes que yo he levantado las ejecutaron dos albañiles que no habían realizado nunca una bóveda tabicada. Uno de ellos ni siquiera una bóveda. Esto se nota en algunos problemas de ajustes en la vista de los ladrillos pero se resuelven con la práctica. La dificultad de ejecución depende de la geometría (circular, parabólica, elíptica, etc. ) que limita o facilita la ejecución. De si es estructural o solo decorativa y del acabado: si es visto y el aparejo ha de cuidarse en juntas y despieces, lógicamente es más laborioso que una bóveda de rasilla para revestir.
Palomino aclara que Fortea es el maestro y él “un alumno un poco descabezado”. “Él pone la cordura y la sabiduría y yo aún tengo que recorrer un gran camino para alcanzarle, pero tengo la ventaja de la inconsciencia y me lanzo con la red de seguridad que él me aporta”. Cuenta también que utilizan los talleres para llevar al límite pruebas que no es habitual poder realizar en obras abiertas.
Más allá de los talleres (apuntarse cuesta 100 euros) el grupo de los defensores de la bóveda tabicada tiene representantes por toda España. Santiago Huerta en la Escuela de Madrid, José Luis González en la de Barcelona y Arturo Zaragoza en Valencia. También en el MIT, con John Ochsendorf -que aprendió en España-, y en Cambridge: “el padre espiritual de las teorías más modernas sobre las estructuras de fábrica es Jacques Heyman”. Palomino supone que en los países árabes, donde siguen utilizado las bóvedas “sin tanto rubor como aquí”, habrá también grupos y profesionales impresionantes. Él sabe que en México ejecutan otra variante de bóveda que no es la tabicada.
La bóveda tabicada (o volta catalana) es una técnica de construcción utilizada en España desde la época árabe ¿Por qué dejó de utilizarse? Fortea está convencido de que fue por el lobby del cemento: Tras la Guerra Civil la industria cementera se introdujo con mayor fuerza en España y se comenzaron a fabricar las viguetas de hormigón y con ellas los forjados de viguetas. Se elaboró y aprobó una normativa sobre hormigón y sobre forjados en torno a 1947. Las fábricas de ladrillo aún no cuentan con normativa más allá de para levantar muros de fábrica.
¿Les ponen trabas cuando proponen utilizar bóvedas tabicadas fuera del ámbito de la restauración? Fortea explica que la forma más sencilla de que dejes de existir es que no te incluyan en la Normativa. La no inclusión de las estructuras abovedadas en las normas que regulan la construcción (Tipo Código Técnico) hace muy difícil convencer a un profesional de que se arriesgue a utilizar una técnica que no está amparada por el colchón de la normativa. Esto deja a un inmenso patrimonio construido, histórico y no tan histórico, fuera de juego. Esa laguna legal ha llevado a muchos profesionales a actuar de modo inconsciente, incorrecto y a veces peligroso al intervenir en las estructuras de fábrica con criterios equivocados”.
¿La falta de normativa es la principal detractora de este sistema low tech que ofrece larga vida a bajo coste? Es peor el estado mental en el conjunto de la profesión sobre lo que es “moderno” y lo que no. No tenemos miedo a utilizar el último sistema de muro cortina, morteros de altas prestaciones, materiales avanzados de revestimiento que nos ofrecen las empresas y sin embargo al realizar una simple escalera de rasilla se nos encienden las alarmas no sé si estilísticas o de prudencia… Realmente no lo sé. Tampoco entiendo por qué una superficie alabeada paramétrica diseñada con Rhino -una herramienta por otor lado alucinante- tiene más caché de modernidad que una elipse o un arco semicircular o una parábola trazada a mano. No sé si me explico, tenemos prejuicios y muchos.
En su libro Origen de la Bóveda Tabicada, editado por el Centro de los Oficios de Zafra en 2008, Manuel Fortea Luna explica que la bóveda tabicada es un invento genuinamente español. Se desarrolló y tuvo vigencia en el Levante, en Extremadura y en Cataluña y Mallorca, cada una con sus particularidades. También en algunas zonas de Francia (llamada Vaûte Sarrasine) y en Portugal. Se utilizó como alternativa barata en plementerías de bóvedas de crucería y para resolver forjados y cubiertas en viviendas de muy bajo coste.
¿Hasta cuándo era habitual utilizarla? Hasta hace muy poco, amparada por la pervivencia de la tradición de buenos albañiles en España. Sin embargo creo, e insisto en que es algo personal, que aquí se asocian a la miseria de la posguerra y tienen un plus de poca modernidad que las estigmatiza.
En otros ámbitos se reconoce a Guastavino como figura de primer nivel. El mundo anglosajón premió una obra de Peter Rich el edificio para el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Mapungubwe en Sudafrica donde ha trabajado asesorado por el MIT.
El coste de los talleres es de 100€, más el IVA para las personas o empresas que acuden por libre y 100 € mas 15 € de matrícula para los que quieran matricularse a través de la Universidad de Alcalá de Henares, que les expide un certificado de asistencia oficial.
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