Un cinturón de seguridad estadounidense en África
Soldado estadounidense entrenando tropas ghanesas. Foto vía army.mil.
El pasado mes de octubre, Estados Unidos envió 300 militares y vehículos de seguridad a Camerún como ayuda en la lucha regional contra Boko Haram. Algo que en principio puede ser visto como un apoyo puntual a un país concreto contra la grave amenaza del terrorismo yihadista es mucho más que eso. Es parte de una nueva estrategia diseñada por Washington con el fin de desplegar la infraestructura logística necesaria para construir un cinturón de seguridad en la periferia del Sáhara.
Se trata de un eslabón más de una serie de actuaciones que Estados Unidos está llevando a cabo en todo el continente. Así, por ejemplo, en 2013, estableció una base para drones en Níger. En 2014, proporcionó expertos en inteligencia militar, vigilancia y reconocimiento a Nigeria para ayudar a buscar a las más de 200 estudiantes secuestradas en su escuela de Chibok. Ahora envía nuevos drones, aviones espías y 80 militares a Yamena, la capital de Chad.
A Estados Unidos le cuesta admitir que está en África no solo para combatir a Boko Haram o a algún otro grupo terrorista. En los últimos años, Washington, de forma silenciosa, ha ido aumentando su presencia militar en el continente. A pesar de insistir continuamente en que esta es mínima y puntual, desde que Barack Obama fue elegido presidente por primera vez en 2008, o al menos así lo sugería, no hace mucho tiempo, Bryan Maygers en el Huffington Post, los datos demuestran lo contrario.
Pero la realidad parece ser muy distinta. Son muchos los jefes militares estadounidenses que empiezan a ver a África como el nuevo campo de batalla donde se desenvolverá la lucha contra el extremismo y por eso han comenzado a poner las bases para establecer una infraestructura logística que vaya desde el oeste hasta el este del continente y que es conocida como la “nueva ruta de las especias”, emulando a Marco Polo, que fue estableciendo puntos logísticos en su avance hacia China. Se trata de un cinturón de seguridad, como decíamos, en el margen sur del Sáhara. El despliegue de Camerún sería, entonces, el último eslabón hasta el momento, de una malla que lleva años tejiéndose.
Aunque el ejército de Estados Unidos solo informa sobre una mínima parte de sus acciones en África, Nick Turse reveló en TomDispatch.com que en 2013 AFRICOM había llevado a cabo un total de 546 “actividades” en todo el continente, según habría reconocido el General David Rodriguez ante un comité del Senado. Se trataría del mayor volumen de actividad del comando desde su creación en 2006, y supondría un aumento del 217% con respecto al año anterior. En el año 2014, las operaciones ascendieron a 674. Todavía no tenemos las cifras de 2015, pero todo hace pensar que superarán esos números.
Esto significa que el ejército estadounidense no puede seguir tildando de ligera o mínima su presencia en el continente.
El objetivo del cinturón logístico que Washington está construyendo sería apoyar las actividades de las tropas estadounidenses que ya están presentes en África o que llegarán en un futuro próximo. Hasta el momento, parece que las misiones del ejército norteamericano en el continente tienen que ver con ataques aéreos dirigidos contra presuntos terroristas, redadas nocturnas destinadas a detener a sospechosos de terrorismo, transporte aéreo de tropas francesas y africanas hasta los campos de batalla y operaciones de evacuación en zonas de conflicto. Sin embargo, todo hace indicar que seguirán creciendo.
Oficialmente, los Estados Unidos solo tienen una base permanente en África. Se trata de Camp Lomonnier, en Yibuti, cuartel general de la Fuerza de tareas combinadas-Cuerno de África (CJTF-HOF). El número de tropas estacionadas allí no está claro, pero parece que en la actualidad están desplegados 4.500 efectivos y la base estaría sufriendo una reforma destinada a ampliarla y mejorar sus instalaciones, estimada en 1.400 millones de dólares. Esta contempla ocupar más hectáreas de terreno para acoger nuevos hangares de reparación de aviones, almacenes para municiones, pistas de aeropuerto y más alojamientos para las tropas.
En mayo de 2014, Estados Unidos firmó un acuerdo, llamado “Implementing arrangement”, con el gobierno yibutí por el que se extendía la presencia estadounidense en el país hasta 2044. Esto indica que el país americano piensa estar en la zona, al menos, 30 años más.
Esta base es un punto vital para las Fuerzas especiales de los Estados Unidos, sus aviones de combate y helicópteros y para drones. Desde allí se dirigen operaciones en Somalia, Yemen o la lucha contra la piratería en el Océano Índico, por ejemplo.
Pero la presencia de Estados Unidos en África no se reduce a Camp Lomonnier: Tiene también, sin ofrecer gran información sobre ellas, varias “bases temporales” a lo largo y ancho del continente y, aunque no sean grandes, juntas suman un gran potencial que sirve de apoyo a los intereses estadounidenses en el continente y forman una especie de malla que da respuesta a compromisos con gobiernos, proyectos u operaciones militares.
De nuevo Nick Turse nos da las claves al revelar que en 2013, Estados Unidos tenía bases para drones en las islas Seychelles y en la región etíope de Arba Minch. Estados Unidos nunca había confirmado la existencia esta última base, pero justo cuando escribíamos esta entrada llegó un comunicado de la embajada estadounidense en Addis Abeba anunciando el cierre de dichas instalaciones por “no ser ya necesaria”. También se informa de que todo el personal que estaba allí desplegado la ha abandonado ya.
Nick Turse va mucho más allá al afirmar que los Estados Unidos “están involucrados en Argelia y Angola, Benín y Botsuana, Burkina Faso y Burundi, Camerún y Cabo Verde. Y eso es solo el ABC de la situación. Si saltamos al final del alfabeto la historia sigue siendo la misma: Senegal y las Seychelles, Togo y Túnez, Uganda y Zambia. De norte a sur, de este a oeste, del Cuerno de África al Sahel, del corazón del continente a las islas frente a sus costas, el ejército estadounidense está trabajando. Construcción de bases, compromisos de cooperación en materia de seguridad, ejercicios de entrenamiento, despliegues de asesoramiento, operaciones especiales y una red logística en crecimiento, constituyen evidencias innegables de una gran expansión, a pesar de que el Comando de los Estados Unidos en África lo niegue”.
En los últimos años habría que añadir a la lista de bases estadounidenses en África, siempre según Turse, Nzara, en Sursudán, sede de una operación bastante opaca de las Fuerzas especiales de los Estados Unidos, Obo y Djema en la República Centroafricana y Dungu en la República Democrática del Congo.
En lo que se refiere a operaciones, los Estados Unidos han desplegado en los últimos años la Juniper Micron de ayuda a las tropas francesas en Malí, Echo Casemate de transporte aéreo de tropas de Burundi hasta la República Centroafricana, o la Observant Compass que desplegó a tropas estadounidenses para destruir lo que quedaba del grupo rebelde ugandés Ejército de resistencia del Señor, liderado por Joseph Kony, en la República Centroafricana y el este de la República Democrática del Congo.
Los Estados Unidos también han llevado a cabo numerosas maniobra militares, misiones de entrenamiento y tareas de asesoramiento con distintos ejércitos africanos, para ayudarles en su lucha contra Boko Haram, como hemos visto al inicio de esta entrada, contra al-Shabaab en Somalia o Ansar al-Dine en Malí o simplemente para aumentar la capacidad de actuación y respuesta de los mismos.
AFRICOM lleva a cabo algún tipo de entrenamiento militar o actividad similar con casi todos los países de África. Solo en 2014 hubo 11 grandes ejercicios militares conjuntos en el continente, entre ellos los principales fueron: African Lion en Marruecos (con una segunda fase en 2015), Western Accord en Senegal, Central Accord en Camerún y Southern Accord en Malaui.
También ha conducido ejercicios marítimos incluyendo Obangame Express en el Golfo de Guinea y Sahara Express en las aguas de Senegal. En ambas participaron tropas navales españolas.
El cinturón de seguridad que Estados Unidos está construyendo en la frontera sur del Sáhara puede ser una barrera contra la extensión del terrorismo yihadista al resto del continente, pero también sirve para apoyar los intereses económicos y geopolíticos del país americano en África. No es una ayuda o intervención puntual, sino que las tropas estadounidenses están en África para quedarse y en los próximos años asistiremos a un continuo aumento de sus efectivos sobre el terreno y de sus operaciones.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.