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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí
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La lucha contra la exclusión financiera gracias a las monedas sociales

Por Miguel Yasuyuki Hirota, co-fundador del Instituto de la Moneda Social

La exclusión social es un tema importante donde las monedas sociales juegan un papel importante. Vamos a ver cómo esta herramienta nos ayuda a construir una sociedad más justa y democrática.

La exclusión más cruel que existe en el mundo es la imposibilidad de abrir cuentas bancarias. Si bien en España no es un problema grave, millones de personas en el Sur sí lo sufren porque las entidades financieras les rechazan. Como consecuencia de ello esta gente no tiene acceso a ninguno de los servicios que requieren datos personales en la banca, resultándoles difícil salir de la pobreza.

Otro problema importante surge cuando la gente no consigue pedir préstamos bancarios porque se les impide cumplir sus sueños tanto empresariales (ej.: abrir un sushi bar) como personales (ej.: comprarse una casa). El primer caso es aún más grave desde el punto de vista del desarrollo económico, porque ese restaurante soñado podría generar empleos por contratar camareros.

Una experiencia de moneda social que nos sirve como fuente de inspiración son los bancos comunitarios de desarrollo en Brasil, de los cuales se destaca el Banco Palmas. Esta institución funciona como sector financiero de una asociación de vecinos en un barrio humilde, dándoles diferentes servicios financieros como microcrédito y pago de luz, agua etc., además de realizar el mapeo de las actividades económicas para detectar qué necesidades locales no están cubiertas todavía a escala de barrio.

Debo señalar también la confianza fomentada allí como otro elemento fundamental para luchar contra la exclusión financiera: los vecinos unidos son solidarios y están más dispuestos a ofrecer ayudas financieras en diferentes formas, tales como:

Crowdfunding (“¡¡Qué bueno que tengamos una escuela de idiomas en el barrio!! Entonces os dono 20 € para este proyecto”)

Anticipación de pago (“¡¡Qué chulo que pongas un sushi bar!! Entonces te adelanto 50 € y después me lo descuentas, ¿vale?”)

Compromisos a consumir en comercios locales (“Ahora no tengo dinero para adelantarte, pero sí me comprometo a cenar en tu sushi bar cada dos semanas”)

Pero lo más importante es la autogestión comunitaria sobre asuntos económicos. Es necesario que los vecinos debatan ocasionalmente sobre su propio barrio, no sólo sobre la situación económica sino también sobre otros problemas sociales, para que toda la comunidad sea consciente de su circunstancia actual y en condiciones de prepararse para iniciar proyectos comunitarios, además de nuevos emprendimientos para generar nuevos empleos e ingresos.

Otras monedas sociales también tienen su propia forma de ayudarles a superar esta dificultad financiera. Cada LETS permite que sus socios tengan saldo negativo hasta cierto límite, lo que hace posible que se cubran algunas necesidades sin tener que pedir créditos bancarios. Se ofrecen microcréditos en Chiemgauer (Alemania) y en WIR (Suiza) en mejores condiciones, sobre todo a menor tasa de interés, y en el caso helvético las empresas socias pueden disfrutar diferentes servicios que ofrece esta institución financiera cooperativa, tales como ferias y cursos. Cualquier nuevo “prosumidor” (socio) de los Clubes de Trueque en Argentina recibía 50 créditos (equivalentes de 50 dólares) para poder iniciar compraventas en esta moneda. En monedas de compromiso, por ejemplo Tlaloc en México, cada uno puede emitir su propia moneda con tal de prometer aceptarla cuando alguien venga a pagarle en esta misma moneda.

Como hemos visto, la unión es la mejor arma para luchar contra la exclusión financiera impuesta por la banca tradicional. Valdría la pena estudiar este tema también con las iniciativas de banca ética para ver cómo se puede coordinar diferentes recursos (a veces no necesariamente los monetarios) con el fin de lograr establecer más emprendimientos autogestionados posibles.

Foto: Miguel Yasuyuki Hirota

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