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COMER Y BEBER

La embajadora de la gastronomía italiana

‘Trattoria Manzoni’, en Madrid, ofrece pizzas y pastas artesanas tradicionales.

Para muchos italianos, la mejor embajadora de su gastronomía es una trattoria. Distanciada de la formalidad (y precios) de los grandes ristorantes, en ella se preparan platos tradicionales del país en forma de bota sin tantas florituras y se disfrutan de manera más relajada. De esta manera, los sabores parecen intensificarse. Desde 2013, la Trattoria Manzoni (c/ Bretón de los Herreros, 13) es un rincón (escondido) de la Toscana en Madrid que aspira a acoger a los (puristas) italianos residentes en la capital española y a todo aquel aficionado a esta variante de la comida mediterránea.

Manzoni es una sucursal de Don Lisander, famoso entre el público y la crítica madrileña por sus pizzas y pastas artesanas, que a su vez es filial del Don Lisander creado en Como en 1972. Manzoni no destaca por su infraestructura y decoración. Situado a unos pasos de la calle Ponzano, es un sitio demasiado cerrado y, por tanto, sombrío. Su banda sonora la aportan una serie de artistas pop italianos, populares en España, como Eros Ramazzotti, Nek, Tiziano Ferro y Laura Pausini (para gustos… los colores). Pero vale la pena ir para probar sus pizzas ovaladas de masa fina y crujiente, que elaboran en horno de leña, utilizando muy poca levadura y una fórmula secreta lo que las hace ligeras y de fácil digestión. Las hay clásicas, como la margherita, la cuatro formaggi blancaneve o la cuatro stagioni. Y vanguardistas, como la de huevos de codorniz con patatas, crema de camembert y aceite de trufa blanca, o la frangola, de bacon, champiñón y cebolla confitada. También están sus pastas rellenas (agnolotti de ricota y espinacas, triangoli de pera, gorgonzola y nueces, ravioli de trufa y salsa de foie, cuadretti relleno de un solomillo de 18 meses de curación y ravioli de langostino y almejas a la marinera). O sus risottos (de gorgonzola, de parmesano y de trufa).

Este otoño, Manzoni ofrece, además, más platos con setas y trufa (croquetas, huevos, etc), mejillones a la Napolitana (con salsa de tomate, peperoncino y perejil), chipirones a la plancha, lombarda salteada y cebolla confitada y los spaghetti al cartoccio, hechos pasta seca, gamba roja, cigala, mejillones, almejas y caldo de chipirones, terminados al horno y presentados en papel de plata para mantener el calor y punto de cocción. Su nueva carta de picoteo incluye algunas tostas italianas, como la clásica bruschetta de bresaola y rúcula, la de vitelo tonnato o una de huevo escalfado y trufa negra. La trufa es raya en la mesa, a la vista del comensal, por Nacho Gil, el chef a cargo este establecimiento. Todo ello puede está acompañado de una selección de vinos y aperitivos por copas, entre los que se incluyen blancos y tintos nacionales, italianos y proseccos, vermú Marttelleti y cócteles o cerveza italiana. Deje de salivar y no dude en ir.

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