Aviso

Nos quejamos de que en campaña electoral los políticos prometen cosas que no pueden o no piensan cumplir. Otra razón para votar a quienes tienen programas factibles. Pero a veces siente uno miedo de que si salen elegidos cumplan efectivamente su programa. Donald Trump, por ejemplo, promete si llega a la presidencia expulsar de EE UU a 11 millones de inmigrantes. No sé si lo haría o no, pero lo mejor será no darle ocasión de intentarlo. Por su parte, Pablo Iglesias —que ya tiene nombrado gabinete y probablemente decidido in pectore el presidente de EE UU— asegura que cuando gobierne convocará de inmediato dos referendos, uno en Cataluña y otro en toda España. El de Cataluña zanjará según él la cuestión independentista, preguntando a los catalanes qué es lo que quieren: no comprende que si los catalanes tuvieran ese poder decisorio al margen del resto de los españoles ya serían independientes y solo quedaría saber si gustan separarse o no. El hada madrina de Cenicienta convirtió la calabaza en carroza y los ratones en corceles; Iglesias toma a una región administrativa de España por un semiestado esperando turno y a los españoles empadronados en ella por un pueblo no cultural sino políticamente distinto con derecho colectivo a decidir que el resto de españoles no decidan sobre esa región. Ítem más, propone preguntar a todos los ciudadanos si admiten fragmentar el derecho a decidir que los constituye como tales según las áreas del damero maldito que forma el Estado español. Como los dirigentes de Podemos son politólogos de Somosaguas no entienden tales cosas, pero alguien debería haber en el partido cuya bibliografía vaya más allá de Juego de tronos y que les advierta de que eso no puede ser. En cualquier caso los votantes, como en el caso de Trump, quedan avisados.