De la economía lineal a la circular: un cambio necesario
Por Laura Alcubilla
Ken Webster, economista promotor de la economía circular, dictó una conferencia esta semana en Barcelona en el marco del Creator Space Tour organizado por Basf. Webster es responsable de Innovación de la Fundación Ellen MacArthur, fundación que tiene por misión acelerar la transición hacia la economía circular.
¿Qué propone la Economía circular y en qué se diferencia de la actual?
La actual Economía lineal “tomar, hacer, desechar” es reflejo de una época en que los recursos, la energía y el crédito se creían ilimitados y eran fáciles de obtener y no había conciencia de las graves consecuencias medioambientales. Se negaba o se minimizaba el discurso de alerta de muchos ecologistas.
La Economía circular se propone como la alternativa lógica y viable, que corrige los principales problemas de la lineal. Los bienes no son ilimitados y generan unos residuos imposibles de gestionar. La Economía circular pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento o lo que es lo mismo residuos cero.
El origen de la economía circular no se remonta a una única fecha o un único autor. Desde finales de la década de los setenta sus aplicaciones prácticas en los sistemas económicos y procesos industriales modernos han cobrado impulso. En 1976, el arquitecto y economista Walter Stahel esbozó en su informe de investigación para la Comisión Europea, escrito junto con Genevieve Reday, la visión de una economía en bucles (o economía circular) y su impacto en la creación de empleo, competitividad económica, ahorro de recursos y prevención de residuos. Se le atribuye ser el inventor de la expresión «Cradle to Cradle» (de la cuna a la cuna) a finales de la década de los setenta, Stahel trabajó en el desarrollo de un enfoque de «bucle cerrado» para los procesos de producción y fundó el Product Life Institute en Ginebra hace más de 25 años.
¿Cuáles son las características principales de la Economía Circular?
Diseñar sin residuos Los residuos no existen cuando los componentes biológicos y técnicos (o «materiales») de un producto se diseñan con el fin de adaptarse dentro de un ciclo de materiales biológicos o técnicos, y se diseñan para el desmontaje y la readaptación. Los materiales biológicos no son tóxicos y pueden compostarse fácilmente. Los materiales técnicos –polímeros, aleaciones y otros materiales artificiales– están diseñados para volver a utilizarse con una mínima energía y la máxima retención de la calidad .El reciclaje, tal como se entiende habitualmente, provoca una reducción de la calidad y vuelve al proceso como materia prima en bruto
Aumentar la resiliencia por medio de la diversidad. Los sistemas diversos con muchas conexiones y escalas son más resilientes a los impactos externos que los sistemas construidos simplemente para maximizar la eficiencia y el rendimiento.
Uso de energía de fuentes renovables Los sistemas deberían tratar de funcionar fundamentalmente a partir de energía renovable, lo que sería posible por los valores reducidos de energía que precisa una economía circular restaurativa.
Pensar en «sistemas» La capacidad de comprender cómo influyen entre sí las partes dentro de un todo y la relación del todo con las partes resulta fundamental. Los elementos se consideran en relación con sus contextos medioambientales y sociales. El pensamiento de sistemas se refiere normalmente a la inmensa mayoría de los sistemas del mundo real: no son lineales, tienen una gran retroalimentación y son interdependientes
Como conclusión toca hacer la pregunta incomoda: si llevan desarrollando la economía circular desde finales de los setenta y estamos en el 2015 ¿Por qué seguimos igual? ¿Cuándo va a tener mayor peso el bien común que el privado? Ken Webster se mostraba optimista cuando en la ronda de preguntas le hablaban sobre el abandono de la comisión Europea y respondía “En diciembre van a revisar el paquete de medidas planteadas por la Economía Circular, seguro que para incluir mejoras” y “Hay muchas empresas afectadas pero es un error parar el cambio ya que las empresas no sostenibles tienden a desaparecer a largo plazo”. No nos olvidemos de nuestro rol. Como consumidores podemos premiar a las empresas que realmente se impliquen y lo saben.
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