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Las anguilas eléctricas se enroscan para duplicar la potencia de sus descargas

Esta especie, que procede exclusivamente del río Amazonas y del Orinoco, concentra su campo eléctrico para inducir la fatiga muscular en su presa

Vídeo: Ángel Plascencia Cárdenas
Andrea Arnal Martín

Con solo medio metro de longitud, una anguila eléctrica puede llegar a generar de 500 a 600 voltios de tensión, casi el triple que un enchufe en Europa. Para cazar, paralizan a sus presas usando una serie de descargas breves de alto voltaje tal y como lo haría un táser eléctrico. Pero lo que no se sabía hasta ahora es que, además, estas anguilas controlan su superpoder según las circunstancias. La revista científica Current Biology publica hoy un estudio que explica cómo las anguilas eléctricas pueden, al menos, duplicar el poder de sus descargas enroscándose.

Formando una especie de donut corporal, las anguilas aprisionan a sus víctimas entre su boca y su cuerpo, juntando los dos polos de su organismo eléctrico, presente a lo largo de todo su organismo.

Históricamente, las anguilas se han considerado criaturas muy primitivas, que simplemente paralizan a sus presas" Kenneth Catania, investigador de la Universidad de Vanderbilt (Tennessee) y autor del estudio

Según el autor del estudio, Kenneth Catania, investigador de la Universidad de Vanderbilt (Tennessee, EE UU), esta capacidad permite a las anguilas controlar presas más grandes y escurridizas, o víctimas que no han enganchado bien al principio; no se enroscan con los peces pequeños. El investigador asegura que los efectos de este comportamiento nunca antes se habían medido.

“Estoy fascinado con este animal”, dice Catania. “Históricamente, se han considerado criaturas muy primitivas, que simplemente paralizan a sus presas. Estudiar cómo manipulan su campo eléctrico es realmente increíble”.

Catania grabó el comportamiento de las anguilas en varios clips. Estas grabaciones -que se muestran en el artículo- muestran que las anguilas siempre se acurrucan en una manera muy particular.

El estudio determinó que el comportamiento es común en las anguilas más pequeñas que tratan de manipular presas que son grandes en relación con su tamaño. También lo realizan las anguilas grandes si su presa es de gran tamaño. Las anguilas también se enroscan al manipular las presas más difíciles, como los grandes cangrejos de río.

¿Qué pasa por dentro?

Después de observar este comportamiento reiteradas veces, Catania quiso saber qué pasaba en el interior de las anguilas. Para saberlo, conectó un pez muerto con electrodos y lo puso frente a la anguila, sacudiendo el cuerpo del pez con un cable y simulando una lucha.

Las mediciones mostraron que, enroscándose, la anguila aumentó el doble la intensidad de campo eléctrico dentro de la presa y que una descarga como esa, fuerte pero breve, provocaba una pérdida de la fuerza contráctil de la presa. Eso indica que las anguilas no matan a su presa con esta técnica, sino que la inmovilizan temporalmente.

"Cada uno de los pulsos que la anguila emite activa el sistema nervioso de la presa", indica Catania. "Por lo tanto, la anguila la controla remotamente través de los músculos y los presiona hasta el agotamiento, dejándola temporalmente indefensa."

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