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El FBI se está cayendo a pedazos. Literalmente

El emblemático edificio Hoover, sede del organismo, necesita mucho más que reformas

Yolanda Monge
Fachada del Edificio Hoover, sede del FBI.
Fachada del Edificio Hoover, sede del FBI.TWP/Getty

Una piedra. Quizá la más grande desprendida del edificio hasta el momento y recogida por una red que protege a los viandantes que caminan por la calle Nueve de ser alcanzados por un FBI que se derrumba. James Comey, director de la Oficina Federal de Investigación, tiene en su despacho un trozo de cemento del edificio Edgar Hoover, fortaleza cada día menos inexpugnable en el corazón de Washington. Nunca antes la literalidad fue tan certera: el FBI se cae a pedazos.

Hicieron falta 12 años para construir el Edgar Hoover y el coste total fue de 126 millones de dólares de 1975. Desde hace más de una década, autoridades del FBI advierten de que es necesario, cuando no imperativo, reemplazar el edificio que ha pasado de ser —no es el único ejemplo en Washington— un símbolo de fortaleza a un capítulo más del libro Inacción gubernamental. Hace tres años, el Gobierno federal abría la búsqueda de un nuevo emplazamiento para acomodar a los 11.000 trabajadores del Bureau y a día de hoy ha quedado reducida a tres lugares: Greenbelt, Landover y Springfield, todos ellos a menos de cuatro kilómetros de la carretera interestatal 495 (conocida como Capital Beltway)... y a 3,5 de una boca de metro.

La adjudicación de fondos es todavía un problema aún mayor. El Congreso no tiene intención alguna de aprobar gastos que lastren aún más sus ya precarias cuentas. Hasta el momento, la solución pasa por un intercambio: el actual inmueble, considerado por algunos como el edificio más feo del mundo, por terrenos de una inmobiliaria en los lugares antes citados. Aunque la valoración del Edgar Hoover está en 500 millones de dólares y se estima que el coste de un FBI a la altura del siglo XXI, dedicado a combatir la amenaza del terrorismo internacional y el crimen cibernético (cuando se inauguró el actual en la lista de los fugitivos más buscados estaban opositores a la guerra de Vietnam), está entre los 1.400 y los 2.000 millones.

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Vistos los números, todo apunta a que habrá red en la calle Nueve durante largo tiempo.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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