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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa
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¿Cómo diseñar con ambición y humildad a la vez?

Anatxu Zabalbeascoa

¿Cuándo demuestra un arquitecto o un diseñador más seguridad: cuándo sabe elegir con decisión o cuando se atreve a mezclar? Yo no sabría contestar a esa pregunta sin incurrir en dogmatismos que hacen que muchos proyectistas se pierdan la maravilla de disfrutar lo contrario de lo que ellos hacen. El equilibrio entre la apertura (mental, estética, pragmática) y el cultivo de un sello estilístico (sobrio o extravagante) ofrece, en ocasiones, los mayores logros.

Algo así ha sucedido en Barcelona. Sin miedo a incurrir en un pastiche y con ánimo de comunicar más del cliente que de ella misma, la interiorista Isabel López ha echado mano de la india más popular a la hora de definir la estética del restaurante Tandoor. Así, las barras evocan a los carros de comida ambulantes, las paredes desgastadas hablan con humildad de convivencia entre lo nuevo y lo viejo. También la chapa metálica troquelada en las mamparas o la hojalata texturizada que reviste la carpintería y el mobiliario están sacados de la estética ingeniosa que caracteriza tantos de los restaurantes de la ciudad. Lo mismo sucede con el colorismo de cables eléctricos y de las pintadas en las paredes.

El restaurante tiene dos comedores. Para dividirlos, López Vilalta emplea cortinas móviles y chapas troqueladas que, de nuevo, remiten a la India. La interiorista cuenta que no ha sido difícil dar con la mezcla de diseño, artesanía, naturalidad y carácter que emana el local.

Los dueños, la segunda generación del primer restaurante indio que se fundó en Barcelona, han querido remodelar el local que abrieron en el año 1996. Entonces fue Oberoi Surinder, el padre de la familia, el que inició el negocio. El cambio generacional ha dado paso al joven Ivan Surinder -mentor de Albert Adrià-, que trabaja con su madre, Poonam Chitra. En este nuevo local han querido añadir a la cocina tradicional india originalidad y el local transmite esa frescura.

La interiorista apostó por la limpieza y la evocación. Eliminó los elementos accesorios preexistentes para potenciar el carácter industrial del espacio. Homogeneizó los techos pintándolos todos de blanco y trató las paredes de diversas maneras para diferenciar ambientes.

El mobiliario no uniforme y la imagen gráfica, realizada por Outro Studio, refuerzan, finalmente, la apuesta por la naturalidad y el mestizaje entre tradiciones, referentes, acabados y elementos. 

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