América Latina en 2015: transformaciones y retos
Por primera vez en la historia, hay hoy un mayor número de latinoamericanos en la clase media que en la pobreza
En unos días, el mundo financiero, económico y de desarrollo se dará cita en Lima (Perú). Por primera vez en casi 50 años, la región de América Latina y el Caribe será la anfitriona de las Reuniones Anuales del Grupo Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Será un tributo apropiado para una región que ha experimentado importantes transformaciones. Pero servirá también para recordarnos que dichas ganancias se encuentran a prueba ante un entorno internacional que se complica.
En 1967, cuando las Reuniones Anuales del BM-FMI tuvieron lugar en Río de Janeiro (Brasil) la esperanza de vida de los latinoamericanos era de 59 años. Ahora podemos esperar vivir hasta los 75 años de promedio. En ese mismo periodo la mortalidad infantil se redujo radicalmente de 96 por 10.000 a 16 y el comercio de bienes y servicios como porcentaje del PIB se duplicó.
Pero no hay que remontarnos tan lejos. A comienzos de la década pasada, la crisis financiera asiática y la suspensión de pagos de Rusia habían hecho caer a América Latina y el Caribe en picada. Solo 15 años más tarde, el mundo alcanzó la meta de reducir a la mitad la tasa de pobreza extrema, y América Latina logró ir más allá, aumentando más que cualquier otra región los ingresos del 40% más pobre y logrando disminuir la desigualdad mientras aumentaba en el resto del planeta.
Por primera vez en la historia, hay hoy un mayor número de latinoamericanos en la clase media que en la pobreza. Brasil logró reducir el hambre en un 80% en la última década y Perú redujo la mortalidad infantil más rápidamente que la mayoría de los países de ingresos medios.
Los países de la región han logrando disminuir la desigualdad mientras aumentaba en el resto del planeta
Pero también debemos ser realistas. A pesar de los sólidos beneficios para millones de personas, el progreso ha sido desigual y el trabajo que nos queda por delante es significativo, especialmente ahora.
China crece menos, los precios de las materias primas han caído y muchos de nuestros países enfrentan una situación económica difícil. En las calles se aprecia la insatisfacción de la población y un clamor por que las autoridades respondan a sus demandas, desde mejores servicios públicos, hasta mayor transparencia y menor inseguridad. De hecho, según la reciente encuesta de Latinobarómetro, los latinoamericanos han perdido la confianza en las instituciones: sólo el 34% de los encuestados confían en el Estado. Existe malestar y la desaceleración económica que comenzara en 2011 nos pone a prueba.
Este año, de hecho, el promedio ponderado de crecimiento para América Latina y el Caribe escasamente estará por encima de cero. Nuestros expertos en el Banco Mundial advierten que el cambio en el entorno externo no es transitorio por lo que la región tendrá que adaptarse a la nueva realidad. Diversos países se encuentran en distintas fases de los ajustes necesarios para facilitar la transición. Algunas acciones incluyen la depreciación en el tipo de cambio para volver sus exportaciones más competitivas, así como ajustes al gasto público para volverlo más eficiente. El objetivo común, con el que estamos comprometidos en el Banco Mundial, será reactivar los propios motores de crecimiento de cada país sin descuidar a las personas más vulnerables.
Para sentar las bases de un crecimiento más sólido e inclusivo en los próximos años, el aumento de la productividad sigue siendo prioritario. La continuación de las reformas para mejorar la educación, la infraestructura, la competitividad y la inversión del sector privado no deben postergarse, como lo vienen demostrando muchos líderes en la región con sus acciones.
El complejo entorno externo y el aumento interno de las demandas de la población que exige un Estado más eficiente, abierto y transparente, requerirá un liderazgo político hábil. Los actuales retos estarán, sin duda, en el centro de las conversaciones que sostendremos en Lima, y de la manera en que los enfrentemos dependerá en mucho el bienestar futuro de la población. Los tremendos logros alcanzados en las últimas décadas en la región nos demuestran que existen las bases sobre las cuales continuar avanzando hacia una mayor prosperidad para todos.
Jorge Familiar es vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
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