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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

De cómo los africanos se ríen de sí mismos y de sus males

Ángeles Jurado
La BBC publicaba el pasado 23 de septiembre una carta de la escritora Elizabeth Ohene en la que hablaba de la innovación lingüística ghanesa, a remolque de la actualidad del país y teñida siempre con el humor con el que la mayoría de los africanos suelen tomarse hasta la mayor tragedia.
Ohene describía algunos ejemplos de esa creatividad. "Aunque tuvimos problemas con un suministro eléctrico poco fiable en los últimos tres años, intentamos encontrar la parte divertida de andar a tientas en la oscuridad y con la comida pudriéndose en las neveras", explicó. "Creamos una palabra, dumsor, para describir el fenómeno. El significado literal es apagado-encendido (off-on en inglés)"*.
La autora añadió que el término dumsor llegó a la Wikipedia y entró en el léxico de las redes sociales, algo que se sintió en su país como si dumsor creciera y pasara de ejercer de palabra recién manufacturada que describía un fenómeno muy local de luces encendiéndose y apagándose a un término aceptado internacionalmente para denominar los cortes de electricidad en una economía en vías de desarrollo. Un vocablo, además, polivalente, ya que puede ser utilizado como nombre, adjetivo, verbo y lo que se le ocurra al usuario.

El motivo central de la carta de Elizabeth Ohene era explicar que esta rápida y creativa respuesta al devenir del país es, en realidad, una forma de superar el trauma. Y para probar su tesis, se remitió al caso concreto de Anas Aremeyaw Anas, un joven periodista de investigación que ha conseguido remover los cimientos de la sociedad ghanesa con su trabajo sobre sobornos aceptados por jueces.

El método de Aremeyaw es peculiar: se disfraza y se infiltra para grabar vídeos y conversaciones. Es un arte que ha refinado a lo largo de los años. Los españoles pudimos disfrutarlo, a cara tapada, en el II Festival Internacional por la Libertad de Expresión que se celebró en Cádiz en el año 2010. En su curriculum figura el traumatizar a sus compatriotas destapando abusos en orfanatos, sobornos a policías en el mundo de la prostitución y hace nada, la corrupción en la Justicia. Según Ohene, la última vez que toda Ghana se unió en un shock colectivo de este tipo se remonta a 1982, cuando se produjo el secuestro y asesinato de tres miembros del Tribunal Superior de Justicia. "La única manera que encontramos de enfrentarnos al trauma es hacer bromas sobre la tragedia", concluye triunfante y añade un listado de nuevas palabras y expresiones a su diccionario ghanés:

To go undercover is "to anas"
To make secret recordings is "to anas-anas"
To wear disguises is to "do an anas"
To be caught in the act is "to be anased"
To have someone exposed taking bribes is to have that person being given the full "Anas Aremeyaw Anas".

Los africanos son unos expertos a la hora de reírse de la desgracia propia y ajena.

Las redes sociales están llenas de chistes, montajes, parodias, nuevo vocabulario y comentarios ocurrentes de todo tipo en este sentido. Además, en tiempo real y en conexión total con lo que sucede en las calles de Cotonú, Kampala o Antananarivo.

El último ejemplo: el reciente golpe de estado en Burkina Faso.

El pasado mes de septiembre, los burkineses no sólo dieron al mundo un ejemplo de movilización ciudadana con clase magistral de nuevas tecnologías incluida, una lección sobre cómo abortar un golpe de estado sin ayuda externa y un máster en resolución pacífica de conflictos entre fuerzas armadas. También honraron la memoria de su conciudadano más ilustre, Thomas Sankara, y entre sustos, protestas y ataques de indignación, tuvieron tiempo para reírse de la situación, hacer bromas e innovar el diccionario.

Los ejemplos son legión:

POEME D'AMOUR POUR TOI MA DULCINNEE.
Bb quand je ne te vois pas je me sens comme tonton EDDY ne pouvant pas se presenter aux élections... je suis comme une armée loyaliste au porte de ton coeur attendant qu'un oui pour y pénétrer... loin de toi je me sens comme dans un habit du general Diendere. mon coeur bat pour toi a la vitesse d'un vehicule entrain d'Achiller. Je te respecterai comme un couvre feu de 23h, j'irai jamais dans un Maquis Sale boire du Bony. Bb je serai bien plus serieux que l'ultimatum donné par l'armée. C'est de mon coeur cantonné que vient ces quelques mots qui j'espere te desarmeront. Stp ne me dit pas de revenir dans 50 jours... sinnon je pourrais te prendre en otage... Ton homme qui t'aime et t'aimera aussi longtemps que la jeunesse burkinabé s'opposera à l'injustice.

Los mediadores llegados de la CEDEAO para resolver el conflicto también pasaron a formar parte del diccionario de la calle burkinesa, que ignoró olímpicamente los esfuerzos de varios presidentes africanos encaminados -según esa misma calle- a legitimar el golpe de estado y hacer concesiones a quienes lo perpetraron. Así, el presidente senegalés, Macky Sall, quedó inmortalizado como maquis sale (bar sucio) y tuvo el honor de dar origen a un verbo, mackisalliser, que -según los burkineses- se puede traducir como "mentir abiertamente a muchos al mismo tiempo". El beninés Boni Yayi, que ya protagonizó chascarrillos y memes cuando se emocionó en el funeral de los periodistas de Charlie Hebdo en París, se encarna ahora en la bebida que se consume en el maquis sale.

Además de los nuevos términos, también inundaron las redes sociales los montajes, ya fuera poniendo juntas a las mujeres de Diendéré y Compaoré, desesperadas por la feroz obstinación del pueblo burkinés, o comentando el uniforme XXL del general golpista.

Las bromas y los neologismos burkineses traspasaron las fronteras de África occidental, sobre todo en los países francófonos, y llegaron hasta la vecina Costa de Marfil, donde se exilia Compaoré con su familia y allegados.

Los marfileños tienen la costumbre de mirar hacia el norte, a Burkina, desde las independencias. El primer presidente de Costa de Marfil, Félix Houphouët-Boigny, es señalado como uno de los responsables del asesinato de Thomas Sankara y protegió siempre a Blaise Compaoré, del que se convirtió en mentor en su ascenso estratosférico como hombre de confianza de Francia en la zona. Posteriormente, Compaoré albergó en Burkina a la rebelión marfileña que lanzó un golpe de estado en Abiyán en el año 2002, dividió al país en dos y lo empujó a la guerra.

La conexión entre Costa de Marfil y Burkina es casi kármica y se ha oficializado incluso en consejos de ministros comunes en los últimos años. Hay miles de burkineses viviendo y trabajando en Costa de Marfil y los marfileños siguen con pasión las vicisitudes de la revolución que tumbó a Compaoré y la accidentada transición democrática de su vecino.

No es de extrañar que los marfileños, otros grandes aficionados al humor en las redes sociales (y donde cuadre), se hayan despachado a gusto con la intentona de Diendéré. Charles Dadié, Chabathéo, es el padre de otra broma-protesta que se convirtió en cómic: Délestron, el superhéroe que ataca provocando apagones. Con motivo de los últimos acontecimientos en Burkina, plasmó su propia lectura gráfica de la situación, que aparece reproducida aquí:

Para Chabatheo, como para muchos marfileños y burkineses, la mano oculta tras el fracasado golpe de estado de Diendéré es la de Compaoré, al acecho a pocos kilómetros de Uagadugú, siempre pendiente de la situación en Burkina a través de sus hombres sobre el terreno.

Compaoré quiso modificar la constitución de su país para asegurarse la posibilidad de presentarse a una tercera legislatura, una moda que se extendió posteriormente a otros países como Burundi, República Democrática del Congo o República del Congo. En este último caso, los congoleños ya crearon un hashtag que resume el hartazgo que sienten hacia Denis Sassou-Ngueso, su presidente desde 1997 con golpe de estado y guerra mediante. Es #Sassoufit, una contracción de Sassou y la expresión francesa ça suffit (ya basta).

Otro escenario africano que promete retar a la capacidad creativa y el ingenio de los congoleños y por extensión, del continente en pleno y revolucionar de nuevo los diccionarios.

(*) Dum significa apagado, sor significa encendido en la lengua local twi".

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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