A Eric Pedrosa le gusta la cámara
El hermano de Dani, piloto de MotoGP, revoluciona las redes sociales con fotos que explotan su trabajado físico
Unos tejanos, una camiseta de manga corta, ceñida, y el corte de pelo, claro, que sigue las tendencias: ya saben, prácticamente rapado por los lados y de un largo considerable por arriba, para peinarlo a un lado. Así se pasea por Alcañiz y así suele lucir Eric Pedrosa (25 años, Sabadell) cuando no posa para la cámara, cuando no busca el objetivo de Nicole Gulau. En esos casos puede que vaya solo con unos vaqueros, o con ropa interior, o sin ninguna de las dos cosas. Nicole es amiga suya, fotógrafa, y a ella le pidió hace cosa de un mes que le hiciera un book de fotos que está revolucionando las redes sociales. En semana y media su cuenta de Instagram ha subido “en unos 5 o 6.000 seguidores”, reconoce.
Eric, hasta hace poco conocido por ser el hermano de Dani Pedrosa, piloto de MotoGP y tres veces campeón del mundo de categorías inferiores, acapara hoy casi tantas miradas como él. Y es el centro de todas las bromas en el paddock, pues ha empezado a acompañarle y a hacerle de asistente desde que empezó la temporada: le prepara el casco, los guantes, recoge el mono, le lleva la comida y, en definitiva, está para lo que él necesite. Hoy algunos bromean con Dani, que ha pasado a ser “el hermano de Eric”. Uno y otro lo llevan con naturalidad. Y con guasa. “Quise hacerme unas fotos bonitas, para mí. Me cuido bastante y quería tenerlas. A la gente le gusta y, además, yo me veo bien. Y mira que es difícil gustarse cuando uno se ve así... Me gustaría hacerme más fotos. Y no todas sin camiseta, con algo más de ropa, que también me gusta vestir bien”, ríe. Admite que ni se ha apuntado a ninguna agencia de modelos ni era esa su intención cuando se hizo aquella selección de fotos, que sigue mostrando orgulloso a quien se lo pide. “Pero si me saliera algo, ¿por qué no? No soy una persona muy vergonzosa, y menos con mi cuerpo”.
Hace menos de un año empezó a tomarse “muy en serio eso de cuidarse”, explica. Porque cuidarse siempre lo había hecho. Iba para profesional del ciclismo (ocho años de formación), hasta que lo dejó, “por circunstancias”, dice, a los 21. Luego se tomó un par de años sabáticos. Y por sabáticos se debe entender que trabajaba ayudando a su padre en la carpintería, pero vivía como cualquier chico de su edad, sin grandes sacrificios. “Todo lo que no había podido salir y disfrutar hasta entonces, empecé a hacerlo. Luego volví a cuidarme, y a hacer deporte otra vez”. Aunque no volvió a la bici: “La dejé por completo, porque hacía muchos kilómetros cada día y acabé un poco harto. La bici no me permitía hacer nada más que solo eso”. Sí volvió al gimnasio, algo que siempre le gustó. Y cuando llegó un punto que ya no mejoraba más, porque tampoco se cuidaba con la comida –hasta descubrió que tenía el colesterol alto– decidió dar otro paso más: “Quería estar musculado, más fibrado”. Entonces, incorporó a su vida a un preparador físico y dietista, Javier Pérez Arrivas, que supervisa casi todos sus movimientos.
“Y ahora me siento tan bien, por dentro y por fuera, que ya no lo quiero dejar. Tiene sus sacrificios, pero me compensan”. La dieta que sigue es muy estricta: nada de grasas, muy pocos carbohidratos, verduras y muchas proteínas. Y a veces la dieta se amolda a la época del año o a la sesión de fotos de turno, para marcar más músculo y que esté más definido. Está tan convencido que, a menudo, viaja acompañado de una fiambrera para evitar comer en aeropuertos o estaciones de servicio. Y tan feliz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.