El fondo de maquillaje perfecto

Si nos ponemos, hay que hacerlo bien y uno de los errores más frecuentes a la hora de iniciar un maquillaje es olvidarse de la base. Algo así como no elegir un buen lienzo si queremos pintar una auténtica obra de arte. David Alfaro, senior artist de la firma Estée Lauder, nos muestra cómo sacar el mejor partido a nuestra piel y preparar ese lienzo perfecto, utilizando únicamente tres productos: una base, polvos bronceadores y un corrector iluminador.

Lo primero es tener la piel limpia e hidratada para poder aplicar sobre ella una base de larga duración. Debe ser del mismo tono de nuestra piel, ni más oscura ni más clara. Un buen truco es mezclar la base de maquillaje con un suero reparador. De esta manera, se consigue un extra de hidratación y la piel se verá más luminosa.

Una vez concluido este proceso, llega el momento de los polvos de sol. Para no depositar mucha cantidad se debe descargar el exceso de producto y utilizarlo solo sobre las zonas sobresalientes del rostro: la sien, los pómulos y la mandíbula. Los polvos de sol se aplican con brocha justo debajo del hueso del pómulo, desde la raíz del pelo hacia la barbilla. El gesto se debe repetir en las sienes y en el óvalo con el fin de afinar el rostro. Este truco se puede utilizar igualmente para disimular una nariz ancha. En este caso, se aplican los polvos justo en los laterales. Siempre se deben difuminar muy bien para que se integren con el tono general de la piel, y recomendamos no aplicarlos en la frente para no apagar ese punto de luz.

El último paso es el corrector con el que se cubrirán zonas específicas como pueden ser las ojeras, y un toque iluminador para resaltar y crear volúmenes en el rostro.

Ya tenemos la base perfecta preparada para seguir con un trabajo de maquillaje más sofisticado, si se quiere.