_
_
_
_
MIRADOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Malos olores

La realidad es que los que celebran el desmontaje de la financiación paralela de Convergencia son los mismos que ocultan la dimensión mágica de sus propios ingresos por donaciones.

David Trueba

Una de las cosas más interesantes que ha provocado la ruptura entre los conservadores catalanistas y los conservadores españolistas consiste en el esfuerzo por demostrar con pruebas la financiación ilegal de Convergencia. A partir del sumario por desvío de fondos en varios Ayuntamientos, numerosas voces infieren la relación directa entre donaciones de empresas y contratos de la Generalitat. Es curioso, porque hasta hace unos meses, cuando se apuntaba a esa directa correlación en la contratación pública, era fácil que a uno le tacharan de antisistema. Y es que con el tiempo nadie se ha revelado como más antisistema que los que defienden el sistema parapetados tras mentiras. El sistema lo que necesita es defensores transparentes, igual que las patrias no necesitan patriotas inflamados, sino sencillamente gente decente que cumple con la ley y el deber ciudadano.

A raíz del escándalo por la contabilidad del tesorero Bárcenas, muchos relacionaron esa caja b de financiación ilegal con la adjudicación fraudulenta de concursos públicos, aunque entonces tocaba negar y ocultar pruebas. Pero ahora, con el ataque a la fundación de Convergencia, salen a luz sospechas que conviene airear. Y bendito sea el aire, porque puede resultar muy beneficioso. Hace años que los partidos recurren a fundaciones y a tanques de ideas, oxímoron muy rentable, para financiar sus gastos de personal. Pero los españoles tienen derecho a sospechar que el interés de una gran constructora, una farmacéutica o una empresa de hidrocarburos por financiar conceptos ideológicos y conferencias opinativas es bastante difuso. Más bien su interés, y parece razonable, consiste en resultar premiado con el reparto de abundante dinero público cuando ese partido disfruta del poder.

En contra de la opinión desinformada, la subvención a los partidos es una garantía de legalidad. Si el tribunal de cuentas no estuviera compuesto por una rama naciente del tronco partidista y tuviera medios para investigar, concluir y denunciar financiación impropia en las donaciones turbias, podría ofrecer una cierta seguridad, pero no es así. La realidad es que los que celebran el desmontaje de la financiación paralela de Convergencia son los mismos que ocultan la dimensión mágica de sus propios ingresos por donaciones. Pero la sospecha es como los malos olores, difícil de aislar. Se suele criticar que personas relevantes se signifiquen con opiniones políticas o expresen sus preferencias o inclinaciones ideológicas. No así con las empresas, que ofrecen un parapeto higiénico para donar dinero sin que nadie perciba manipulaciones mucho más dañinas.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_