El ministro y el imputado
En esta España nuestra de los prodigios, no cesan de producirse situaciones asombrosas, más propias de guiones de ficción que de la realidad cotidiana, pero que nos son servidas con la mayor de las naturalidades.
El último capítulo lo ha protagonizado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, recibiendo en su despacho oficial a un imputado en tres diferentes causas judiciales, Rodrigo Rato, mientras las fuerzas policiales bajo su mando siguen desarrollando investigaciones relacionadas con él.
Lo sucedido, más allá de amistades, escenifica hasta qué punto se han perdido las debidas formas democráticas. Sí, ya sé que esto es España, pero incluso siendo España, asombra.— Mario Martín Lucas.
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