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La pregunta que no dejan de hacerse los brasileños

¿Va a durar Dilma Rousseff en el poder? He ahí la cuestión, en medio de una tormenta de crisis

Antonio Jiménez Barca

Una pregunta circula por todo Brasil. El otro día, un experto periodista económico se la hacía a otro. Y la anciana madre de ese periodista se la hizo a su vez poco después. En las columnas de opinión y en los despachos de los analistas de mercados sale siempre a relucir la misma cuestión: ¿va a durar Dilma Rousseff en el poder? ¿Cuánto le queda?

Por un lado, está la crisis económica, que no remite (la inflación ya alcanza el 9% y el PIB retrocederá más de un 1,5% este año); por otro, la crisis política, centrada en las encuestas que no remontan y encarnada en un Congreso hostil; en tercer lugar, las amenazas de que la marea ascendente de la corrupción de Petrobras la alcance. Aún no lo ha hecho, pero ya hay empresarios sobornadores involucrados que aseguran que pagaron dinero que se desvió para la campaña presidencial de 2014. Y el próximo día 21, el Tribunal de Cuentas emitirá un dictamen que dilucidará si el Gobierno de Rousseff, el año pasado, disfrazó las cuentas públicas para minimizar el déficit.

Esto —y lo de esos fondos para la campaña electoral— podría ser carne de destitución parlamentaria, esto es, de lo que aquí se denomina, por influencia estadounidense, impeachment. Hasta hace unas semanas, la oposición más centrada abominaba de esta práctica por considerarla improbable. Ya no.

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Hace una semana, un grupo consultor internacional de esos que asesora a fondos de inversión y que lo cuantifican todo calculó que las posibilidades de que Rousseff termine su mandato —que comenzó en enero, por cierto— han subido de un 20% a un 30%. La presidenta Rousseff, en una sonora y reciente entrevista que concedió a Folha de S. Paulo, aseguraba, con un lenguaje tajante, que ella no se iba a ir. Y de paso desmentía el rumor de que se encontraba deprimida y a punto de suicidarse. Pero muchos analistas aseguran que el hecho de conceder esa entrevista ya es un signo de debilidad. Y la pregunta sigue circulando.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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