¿Qué pasa con los niños?
Se cumple un año desde que Estados Unidos declarase la Crisis Migratoria
Por estos días se cumplió un año desde que se declaró en Estados Unidos la Crisis Migratoria de 2014. Es una crisis particularmente injusta y dolorosa, pues los migrantes a los que se refiere son niños y adolescentes. Aunque la ola de migraciones de menores lleva varios años, hubo un aumento considerable en tiempos recientes: entre octubre del 2013 y el día de hoy el número total de niños migrantes detenidos en la frontera México-Estados Unidos ronda la brutal cifra de 70.000. ¿De dónde vienen los niños, y a dónde van? ¿Qué pasa con ellos una vez que cruzan la frontera y son detenidos?
La mayoría de los niños viene de Guatemala, El Salvador y Honduras. (También llegan niños mexicanos, pero a ellos, siguiendo la enmienda a la ley migratoria firmada por Bush II en 2008, los deportan de inmediato, excluidos del derecho a pedir asilo.) Casi todos los menores vienen huyendo de la violencia y coerción de las “gangas,” o bandas criminales asociadas al narcotráfico. Otros huyen de la violencia doméstica, el abandono, y el trabajo forzado. Muchos llegan buscando a padres o madres que migraron años antes que ellos.
Una vez que son detenidos en la frontera, los meten a un centro de detención, conocido popularmente en español como “la hielera”. Ahí pasan un máximo de 48 horas, antes de ser transportados a un hospicio, donde se quedan el tiempo que se tarden en contactar a algún familiar o conocido, en algún rincón del país, que se ofrezca a ser su “patrocinador”. Si dan con un patrocinador en alguna ciudad, el hospicio los manda a esa ciudad. Una vez ahí, reciben una orden de la corte de migración, donde se deben presentar. El juez les dice que es su responsabilidad encontrarse un abogado y que tienen un límite de tiempo para hacerlo. Si no lo hacen, el paso siguiente es la deportación. Si encuentran un abogado (los hay, a veces decentes, que trabajan como voluntarios en la corte) empieza por fin el camino hacia el asilo o la visa especial para menores migrantes (SIJS). El primer paso de este camino largo es una entrevista. Una entrevista que empieza con la casi inverosímil pregunta: ¿Por qué migraste?
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