_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Encíclica

Nuestro aporte al cuidado del ecosistema es, aunque involuntario, aniquilador. Y tiene lugar a lo largo de todo el año

Leila Guerriero

Los argentinos somos gladiadores de los principios que proclama la Laudato si, la encíclica del Papa que hace foco en la cuestión ambiental y que recomienda, entre otras cosas, no prender la calefacción, reducir el consumo de agua, apagar las luces que no se utilicen, cocinar sólo lo que se va a comer y moderar el uso del aire acondicionado. Sucede que, desde hace tres años, los cortes de luz en estas pampas se volvieron cotidianos, y, como se sabe, sin luz no hay agua, ni calefacción, ni aire acondicionado, ni refrigerador, y, por tanto, no se puede cocinar más que lo que se va a comer. De modo que nuestro aporte al cuidado del ecosistema es, aunque involuntario, aniquilador. Y tiene lugar a lo largo de todo el año. Si hasta 2014 los cortes se producían sólo en el verano, ahora las redes colapsan también en invierno. Así, apenas la temperatura supera los 28 o baja de los 6 grados, mi barrio se queda sin luz durante quince horas; mi amiga Teresa, que vive en Avellaneda, tres días; sus hijos, que viven en Florencio Varela, ocho; mi amigo Tomás, que vive en Almagro, tres. Las empresas de energía dicen que se trata de casos puntuales. Los casos puntuales son miles, pero, más allá de eso, ¿es un argumento razonable —o legal— en un país cuyos gobernantes se proclaman defensores de las minorías? El Gobierno, de todos modos, no ve en eso contradicción alguna, acepta con mansedumbre el argumento y se aboca a explicarnos que esto no tiene nada que ver con una crisis energética, sino con que nos va bien: como tenemos más dinero, nos dice, compramos más calefactores y aires acondicionados, los usamos y la red explota. En definitiva: que lo tenemos merecido. Por exitosos. Y yo, cada vez que se corta la luz, me digo que sí, que nos lo debemos tener muy merecido.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Leila Guerriero
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extraños', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teoría de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PAÍS escribe columnas, crónicas y perfiles.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_