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red de expertos planeta futuro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tienen que volver urgentemente a la escuela

Es crucial que la educación sea considerada clave en la acción humanitaria y que se destine la financiación adecuada para ello

Escuela de Bourj Hammoud, Beirut.
Escuela de Bourj Hammoud, Beirut.Pablo Funes (Entreculturas)

Quiero comenzar este texto presentándoos a Ghada. Ghada es una niña de 13 años, nacida de Aleppo, Siria. Debido a la guerra que se vive en su país desde hace más de cuatro años, Ghada y su familia se vieron obligados a abandonar su hogar y huir en busca de seguridad y protección hacia Líbano. Un país con 4 millones de habitantes que está acogiendo en la actualidad a 1.200.000 refugiados sirios. Un ejemplo de hospitalidad y esperanza.

De un día para otro, de una hora para otra, Ghada dejo atrás la que estaba siendo su vida. Su casa, sus amigos, sus recuerdos, su escuela, sus libros, su infancia.

La historia de Ghada bien podría ser la historia de los más de 25 millones de niños y niñas que se encuentran en situación de refugio o desplazamiento. Esta semana se celebra el Día Internacional de las personas refugiadas y desplazadas y desde Entreculturas hemos querido darles voz, contar sus historias, reclamar su derecho a ser niños y niñas y hacer cosas propias de niños y niñas como ir a la escuela o jugar, y no en cambio, huir de conflictos armados como el de Siria, Sudán del Sur, República Centroafricana o Colombia, por citar algunos. Y lo hemos hecho a través de la campaña Noland: derecho a jugar, sin jugarse la vida.

Actualmente en África se concentran ocho conflictos armados que han provocado hasta ahora el desplazamiento de más de 14 millones de personas. Tan solo en Sudán del Sur, más de un millón de niños y niñas no han conocido otra realidad que la de las zonas de desplazamiento y los campos de refugiados.

A estos 25 millones tenemos que sumar los 230 millones de niños y niñas que, aunque no son refugiados o desplazados, viven en zonas de conflicto, jugándose la vida diariamente o cayendo en redes de reclutamiento de menores soldado para la guerra y otros abusos a los derechos más fundamentales de la infancia.

Esta realidad no puede dejarnos indiferentes. No podemos permitir que estos millones niños y niñas pierdan su derecho a ir a la escuela, su derecho a jugar en libertad, su derecho a vivir en paz, en definitiva, su derecho a ser niños. Toda una generación de niños, niñas y jóvenes no puede quedarse sin educación; por qué la educación es clave para que puedan recuperar su dignidad y sus derechos. Estos niños deben urgentemente volver a la escuela, volver a jugar, a soñar, a aprender en un clima de protección y paz.

Y es que en contextos de conflicto y emergencia la educación juega un papel esencial pues además de ser una de las mejores estrategias de protección para los niños y niñas, ayuda a recobrar la normalidad en la vida de estos niños y supone una esperanza en el porvenir.

Ghada al principio, ayudaba a su madre en casa. Para ella los días eran tristes y aburridos. Sin embargo, desde hace ocho meses asiste al colegio que Entreculturas junto con el Servicio Jesuita a Refugiados tiene en Líbano. Su momento favorito en el colegio son las clases de dibujo, de música o de deporte. Todos cantan o juegan juntos. A Ghada le gusta cantar porque le hace olvidar su pena y le hace feliz. Sueña con volver a Siria. Sueña con poder volver a su casa con su familia y sus amigos.

“Echo de menos mi casa, mis amigos, mis recuerdos. Poder ir a la escuela en el Líbano es todo para mí. Me ha ayudado a no estar triste todo el tiempo”.

Hay que defender el papel de la educación en la construcción de la paz, creando sistemas de educación inclusivos, en los que se aprendan valores de tolerancia, respeto mutuo y la capacidad de convivir pacíficamente. En los contextos de conflictos armados hay que poner un especial énfasis en garantizar la equidad en la educación, especialmente para las niñas y los colectivos más vulnerables. Y no vale cualquier educación, ha de ser una educación de calidad y para ellos es clave el acompañamiento y la formación de los docentes.

Es esperanzador ver cómo la comunidad internacional es cada vez más consciente de la importancia de la educación en los contextos de conflicto y emergencia. Es urgente que la educación sea considerada un pilar clave de la acción humanitaria y que se destine la financiación adecuada para ello. Además, en las fases posteriores, la ayuda a educación debe ser previsible y a largo plazo para poder construir sistemas de educación de calidad, para lo que es necesario invertir en una educación que permita reconstruir los sistemas educativos dañados por el conflicto.

La cooperación española debe aumentar su presupuesto de ayuda humanitaria, que ha sufrido un drástico recorte en los últimos años, y reconocer el papel clave que juega la educación en la acción humanitaria, asignando recursos para educación en emergencias. También debe frenar los recortes en ayuda oficial al desarrollo en general y en educación básica (en torno al 1% de la ayuda oficial al desarrollo, muy lejos del 8% recomendado).

Este 2015 es año clave en la configuración de la nueva agenda de desarrollo global, hay que redoblar los esfuerzos para que la educación sea una prioridad en las mismas y el derecho a una educación de calidad sea garantizado para todos los niños y niñas sin importar sus circunstancias.

Hoy, Ghada asiste al colegio, lo que ha devuelto la normalidad a su vida. Ghada en la escuela ha recuperado su infancia y su futuro. Esto es lo que deseamos para los millones de niños y niñas que hoy por causa de los conflictos armados han sido privados del derecho a la educación: Tienen que volver urgentemente a la escuela…

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