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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Todos nos podemos beneficiar de un futuro verde

Las empresas que han demostrado liderazgo global y han atendido a las preocupaciones medioambientales son las que han sabido capear el temporal de la recesión

Parque eólico de Calahorra (Granada).
Parque eólico de Calahorra (Granada). M. Zarza

De vez en cuando, con pocos aspavientos, se identifica una tendencia económica que tiene el potencial de cambiar percepciones de un modo radical. El informe European Environment – State and Outlook 2015 (SOER) (El Medio Ambiente en Europa: Estado y Perspectivas) ha identificado esta tendencia. Lo que el informe ha puesto de manifiesto es que entre 2000 y 2010, las industrias verdes europeas crecieron un 50%. Esto podría parecer loable, pero apenas despierta interés en la prensa. Ahora bien, es el contexto de esta tendencia lo que realmente importa. Recordemos que este crecimiento tuvo lugar durante el periodo de mayor expansión y contracción de la economía de los últimos 100 años. Y mientras la quiebra afectaba prácticamente a todos los sectores de la economía, las industrias verdes continuaron creciendo.

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Las empresas que han demostrado liderazgo global y han atendido a las preocupaciones medioambientales son las que han sabido capear el temporal de la recesión.

Esta es la pauta que debemos seguir. Europa es un continente rico en competencias pero con pocos recursos. La amenaza de verse atrapado en las fauces de la recesión ha demostrado ser una notable fuente de innovación. Y por eso nosotros, como sociedad, estamos empezando a aprender a hacer más con menos.

Pero aún nos encontramos lejos de un círculo virtuoso. Es frecuente que los recursos ahorrados mediante técnicas inteligentes se empleen después en otros ámbitos, en un fenómeno que se conoce como efecto rebote. En ocasiones los esfuerzos para que nuestras industrias sean verdes arrojan consecuencias inesperadas.

Es un problema común. En el sector del transporte, el aumento de la eficiencia del combustible solo ha tenido un efecto limitado en su consumo global, puesto que los europeos han elegido conducir más como resultado.

En lugar de depender de mejoras aisladas, necesitamos adoptar un enfoque más sistémico con el que abordar estos problemas y buscar resultados más integrados. Son muchos los lugares por donde podemos comenzar.

Más que nada, necesitamos encontrar formas de conservar los recursos en la economía, en lugar de utilizarlos una vez y desecharlos. Requerimos un enfoque circular que reduzca los residuos al mínimo. Cuando los productos llegan al final de su primera vida útil, deberían recolectarse inmediatamente para extraer de ellos aquellos materiales a los que se puede dar una segunda vida. Solo cuando esos materiales generan nuevos productos, podemos empezar a hablar de un verdadero ciclo de vida de producción. En eso consiste la economía circular en la práctica.

Mientras la quiebra afectaba prácticamente a todos los sectores de la economía, las industrias verdes continuaron creciendo

Existen argumentos económicos sólidos. Los estudios de la industria demuestran el ahorro significativo que se alcanza en costes de material cuando se aplican los enfoques de la economía circular, que indican un crecimiento potencial del 3% en el PIB de la UE. La pregunta no es si debemos hacerlo o no, sino cómo podemos ampliar estos enfoques y extender los buenos ejemplos al resto de la economía.

El éxito de las industrias verdes europeas debería constituir un estímulo para el resto de la economía. Antes de que termine 2015, la Comisión presentará un nuevo y ambicioso paquete de medidas de economía circular en el que se abordará el ciclo completo. Este paquete analizará los objetivos relativos a los niveles de reciclado, el uso más inteligente de las materias primas, el diseño inteligente de productos, la reutilización y reparación de productos, y el reciclado. Todo esto está destinado a crear un auténtico ciclo de vida de producción.

Quiero dar las gracias a los autores del SOER, publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente. Es un tesoro oculto de información. Además de ofrecer un convincente argumento a favor de la economía circular, contiene los hallazgos en los que se basará la política de la UE de los próximos cinco años.

Incluye pruebas sólidas que demuestran que las áreas naturales protegidas de la UE (la red Natura 2000) contribuyen con beneficios de 200.000 millones de euros por año a la UE. Hay más buenas noticias: las políticas de la UE han arrojado beneficios sustanciales. Los europeos disfrutan de un aire y un agua más limpios, envían menos residuos a los vertederos que hace cinco años. Pero también hay advertencias a las que hay que prestar atención si queremos evitar que nuestro entorno se deteriore.

El informe demuestra que la Unión Europea, y la Comisión en especial, desempeñan una función esencial en la exploración de formas de asegurar que seguimos siendo portadores de buenas noticias. Debemos combinar la iniciativa legislativa, los instrumentos basados en el mercado, la investigación y la innovación. Debemos emplear incentivos, intercambio de información y apoyo a los planteamientos voluntarios que promuevan este cambio de percepción. Si existe voluntad política, seguridad jurídica y apoyo público, la inversión vendrá por añadidura.

Karmenu Vella es comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca.

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