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EL ACENTO
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

#Leoncomegamba, y a reír

Un concurso, un patata cruda y un país con humor. Un filón para Twitter

SOLEDAD CALÉS

Decía Arquímedes (o decimos que decía) “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Si el sabio del siglo III antes de Cristo hubiera vivido en nuestros días —por ejemplo el martes pasado—, se hubiera quedado atónito al comprobar que para mover a miles de personas no es necesario un punto de apoyo: basta con una patata cruda.

La España virtual, la que vive y sobrevive en esas redes sociales que a la menor se incendian, encumbró a la categoría de tema de obligado comentario la ocurrencia de un concursante de Master Chef, el popular concurso donde grandes —y a veces pequeños— demuestran sus habilidades culinarias. Cierto es que el concursante en cuestión, un estudiante valenciano, demostró más picardía que otra cosa. El joven presentó al jurado una patata con forma de cabeza de león, con una melena de pimientos rojos y los bigotes de azafrán. El resultado podría haber pasado por un regalo infantil con motivo del Día de la madre, pero eso es lo de menos porque el jurado valora mucho el sabor. Ahí hubo mala suerte: la patata estaba cruda y el gazpacho de fresa que acompañaba al plato se negaba a salir de su recipiente. Eso sí, el autor se esmeró con el nombre y su justificación: “León come gamba. Para demostrar que tengo carácter en la cocina”.

Una de las cosas que han cambiado con Twitter y Facebook es la manera de ver televisión. Para muchas personas ya no basta con sentarse ante el aparato: es necesario, y mucho más gratificante, comentar lo que se está viendo. “León come gamba” —en twittero #Leoncomegamba— subió como la espuma al primer puesto y ahí se mantuvo hasta bien entrado el día de ayer. Las redes sociales son el gran patio de vecinos en el que se habla de todo lo que interesa a millones de personas.

El debate generado en torno a la patata y su cocinero —o no cocinero a la vista de que no había forma de partirla— plantea algunas preguntas sobre lo que le interesa verdaderamente al público, sobre si es fácilmente manipulable o si todos necesitamos reírnos como sea. Uno de los jueces parece que se lo tomó en serio y dijo al ingenioso chef: “¿El carácter me lo vas a demostrar con una patata cruda, dos pimientos y un bigote de azafrán?”.

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