Homenaje a Eduardo Galeano
Uno de los mayores referentes de la literatura latinoamericana ha muerto. De niño quería ser futbolista (como la mayoría de los uruguayos). Ha contado mil veces que lo dejó porque era “un patadura”. Menos mal, Eduardo. Te lo agradecimos, nos hubiésemos perdido el verso comprometido, la pluma aguda y la mirada clara de la realidad de un continente.
En sus libros los indígenas, los gauchos, los desposeídos, cobraron protagonismo. Toda América, de norte a sur, llora hoy la muerte del que viajó, indagó, tomó partido y lo plasmó en su profusa obra literaria. Ahora podrá seguir allá arriba sus charlas de bar con su amigo Mario Benedetti, igual que cuando lo hacía en su querido Café Brasilero de la capital uruguaya, donde aún sigue su mesa preferida, esperándole. Adiós, Eduardo.— Wiliman Lorda-Paz.
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