_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Matanza en el Bardo

Europa debe ayudar a Túnez a defender su incipiente democracia del terror yihadista

La matanza terrorista en el museo tunecino del Bardo ha venido a poner trágicamente de relieve la fragilidad del país norteafricano, el único donde la primavera árabe,tras una dictadura interminable, ha sido capaz de culminar un proceso incipientemente democrático. El asesinato de una veintena de turistas, dos españoles entre ellos, señala también las limitaciones de Túnez, a tiro de piedra de Europa, para aislarse de la violencia y el caos político circundantes.

Editoriales anteriores

No se conoce todavía la afiliación precisa de los autores de la masacre (cuyo relato es confuso y contradictorio), que ha sido reivindicada por el Estado Islámico (EI) y saludada con entusiasmo en páginas yihadistas afines. El primer ministro, Habib Essid, aseguraba ayer que los pistoleros muertos no tenían vínculo formal con grupos terroristas. No cabe duda, sin embargo, de que el más grave atentado desde la revolución de 2011 ha sido calculado con el doble objetivo de dinamitar la incipiente democracia tunecina y asestar a la vez un golpe decisivo a una economía dependiente en gran medida del turismo, europeo especialmente. No es casual la elección de turistas como blanco ni el momento elegido por los asesinos para golpear al Gobierno laico llegado al poder tras derrotar el año pasado a los islamistas moderados de Ennahda.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Descarrilar la democratización de Túnez es objetivo declarado de los fundamentalistas, desde Al Qaeda hasta grupos locales como el proscrito Ansar al Sharia o los salafistas que se declaran obedientes al EI. Tras el derrocamiento del dictador Ben Alí, el país norteafricano ha visto aumentar imparablemente el extremismo, hasta el punto de convertirse en vivero de yihadistas que combaten en Siria o Irak. En sus fronteras, un Ejército pequeño y poco preparado lidia con una creciente agitación islamista. Libia en particular, anegada en armas y desintegrándose, nueva plataforma del EI, constituye una vecindad tan porosa como explosiva.

Túnez, a las puertas de Europa, necesita en esta hora el apoyo decidido de la UE para combatir el terrorismo y mantener un Estado democrático, más que rara avis en la zona. Lo acontecido en el Bardo vuelve a demostrar, después de episodios similares en el corazón de Europa, que la lucha contra la variante más siniestra del fanatismo islamista es un combate de todos. Como tal, y por lo que nos jugamos en ello, no debe conocer fronteras.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_