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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El fin del 'mito Pujol'

La comisión de investigación del Parlament desmonta la imagen pública del expresidente catalán

El desfile de la familia Pujol por la comisión de investigación del Parlamento catalán —abierta a raíz de que el expresidente reconociera que han estado defraudando al fisco durante 34 años — no ha aclarado el origen de la fortuna acumulada, aunque ha contribuido a la caída de un mito político: la percepción del pujolismo ya nunca será la que su creador pretendía que quedara para la posteridad.

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Las actitudes y formas de comportarse de los comparecientes —diferentes y espontáneas en apariencia, desde el mutismo total de una de las hijas a la locuacidad detallista del primogénito— no han logrado evitar la sensación de que habían sido cuidadosamente planificadas para evitar que se hiciera la luz sobre el caso. No se ha añadido nada sustancial a lo poco que ya se sabía sobre el legado que supuestamente dejó Florenci Pujol —el padre del expresidente de la Generalitat— y mucho menos sobre las presuntas prácticas corruptas por parte de sus descendientes que son investigadas en diferentes juzgados. Los comparecientes en ningún momento han acreditado documentalmente ni la cuantía del legado recibido de su respectivamente padre, suegro y abuelo, ni el camino que siguió el dinero para convertirse en una fortuna.

Pero la comisión sí ha tenido utilidad. Ha puesto al descubierto una forma de operar, de entender la política, la vida y los negocios que cambia por completo la imagen pública del entorno de Jordi Pujol, que ha gobernado Cataluña durante 23 años y que con frecuencia ha dado lecciones de moralidad a los demás. En la comisión se ha visto cómo la esposa de Pujol, Marta Ferrusola, volvía a confundir con Cataluña, no ya al partido nacionalista fundado por su marido, sino a su propia familia: consideró indigno de Cataluña que ella tuviera que responder al Parlament. También se ha comprobado que una hija, arquitecta, obtuvo concesiones a dedo. Particularmente ilustrativa fue la exhibición que hizo el hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, de sus dotes como “dinamizador económico”, incluida una obscena descripción de la decena de coches de lujo que posee. Algo que contrastaba con la pretensión de su madre que presentaba a sus hijos como personas sin fortuna. El primogénito también puso en una situación embarazosa a Artur Mas al declarar su “estrecha amistad” con el actual presidente de la Generalitat, pese a los intentos de este de marcar distancias respecto de los negocios de la cuestionada familia y eludir su condición de sucesor y heredero político de Jordi Pujol.

Lo que sí ha quedado patente es una forma de actuar que por fuerza tiene que defraudar a muchos catalanes, y que sin duda está influyendo en las malas expectativas electorales de Convergència.

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