"El deporte no es narcisismo: es una forma de vida"
En la entrevista de portada del suplemento especial ICON Sport, Quim Gutiérrez revela cómo y por qué entrena su cuerpo a diario
La que está cayendo. La lluvia golpea con ansiedad la techumbre de una nave industrial. Es Carabanchel, zona sur de Madrid. Barriada combativa y patria del rockero Rosendo. Pintadas. Graffitis. Sentimientos latinos por ahí desperdigados. Bajo esa techumbre anda el actor Quim Gutiérrez (Barcelona, 1981) dándole con los nudillos a un punching ball ficticio. No lo hace nada mal. "Para la serie El cor de la ciutat [TV3] hubo un momento en que mi personaje hacía boxeo y tuve que aprender. Lo disfruté muchísimo. Estos procesos en los que como actor te involucras en algo absolutamente ajeno, y cuya técnica tienes que dominar en un tiempo récord, me han parecido siempre muy estimulantes. Aunque boxeo, así de partirme la nariz, no he practicado nunca".
Lo cierto es que Quim no parece el típico tipo violento con ganas de partirle la cara al primero que se le ponga chulito. "Todos tenemos violencia escondida, y va bien sacarla. Además, cardiovascularmente es un deporte cojonudo. Entrenas con tiempos de combate, de tres minutos en tres minutos. Es mucha caña. Todo lo que rodea a este deporte, desde el gimnasio hasta el combate, es muy protocolario y muy digno".
Nos cuenta Laura Ponte, delgada modelo gallega de sonrisa amplia, cálida, cariñosa y devenida en creadora, que esta nave de desnudas paredes blancas y suelo de cemento en la que nos encontramos y que ahora regenta junto a unos socios fue antes un catering. Uno de esos industrializados que preparaban comida en una cadena de producción. "No te puedes imaginar cómo estaba cuando lo cogimos, sucio no, lo siguiente", explica. Ahora, el espacio se ha convertido en un centro de artistas. La atmósfera es muy berlinesa: estos trabajan la piedra, los de allí, la madera, aquellos pintan... Entre todos mantienen este mamotreto de dos plantas que también sirve de estudio para sesiones de fotos como la que realizamos para ICON SPORT. Por eso el bueno de Quim deambula por ahí en ropa deportiva, sudando a pesar de que hace un frío antipático y grosero, dibujando su mejor cara y cuerpo ante una cámara que siempre pide más.
Me he tenido que quitar la camiseta en alguna ocasión, pero jamás he tenido que hacer de galán desnudo. Podría haber tenido barriguita y hubiera realizado las mismas películas
No es una pose obligada. Se podría decir que Quim Gutiérrez siente los colores. Y tampoco es narcisismo. "Para mí hacer deporte es una forma de vida. Si lo practicas, te acostumbras, te enganchas, notas los beneficios, y resulta difícil pasar sin ello. Además, digamos que agudiza la percepción de tu propio cuerpo y te prepara para prevenir las lesiones, para controlar los estados emocionales… Si estás incubando algo y sales a correr, enseguida te notas más cansado. Tienes más pulsaciones y te cuesta hacer más una carrera. Cuando eso ocurre, casi de manera infalible, al día siguiente te pones malo. El deporte es un termómetro estupendo para tomar conciencia de tu estado físico. Pero también requiere mucho sacrificio porque el cuerpo tiende a ser vago. Yo ahora estaría más a gusto tumbado en el sofá, por supuesto. Pero si hace frío, te abrigas más, y listo. De hecho, más que un sacrificio, el deporte es un ejercicio de fuerza de voluntad. En días de rodaje, por ejemplo, me levanto a las 4.50 para ir a correr de 5 a 6. Evidentemente, lo que te apetece cuando suena el despertador es quedarte durmiendo, porque ya vas justo de sueño al curro, pero el beneficio es tal que no lo cambio por nada. Ser deportista, más que narcisismo, es una filosofía de vida".
Hasta hace nada, parecía que el carisma de un actor español se midiera más por sus marcas de juerguista que por sus méritos profesionales. Ahora, se les suele exigir tanto talento interpretativo como cuerpo, músculo y fortaleza física. No es tanto una cuestión de estar listo para quitarse la camiseta en cuanto suena el silbato como de estar preparado y alerta por el papel que pueda venir. "Creo que, en conjunto, nuestro trabajo se ha profesionalizado y ahora abarca tanto lo deportivo como la capacidad de hacer una promoción seria. Eso significa hacer una cosa muy pesada que es hablar durante horas de lo mismo correctamente, vestirte bien para un estreno y los eventos relacionados... Toda esa parte estética que acompaña la venta de una película es muy importante y se toma más en serio que antes".
Quim pertenece a la primera generación de actores españoles que realmente trabajan su cuerpo. "Pero, aunque me dedicara a las finanzas, seguiría practicando la misma cantidad de deporte", matiza. "Me gustaría dejar muy claro eso. No tiene nada que ver con mi profesión. Yo no he hecho más películas porque pudiera enseñar un torso trabajado. De hecho, no es recomendable estar ultracachas porque no todos los personajes encajan en ese físico. Es mucho mejor tener el cuerpo a punto. Estar hábil y flexible. No sabría decirte dónde empezó esa generación de actores con buen físico de la que hablabas, pero sí es verdad que desde hace unos años somos muchos más los que estamos en forma", reflexiona.
Existe un tópico entre periodistas sobre la intensidad soporífera con la que el actor español medio vive y habla de su oficio. Un estereotipo que no encaja con Quim. "En realidad, he optado por hablar muy poco de mi profesión. En contra de los tópicos que indican que el amor por la interpretación está por encima de todo, yo me niego a adoptar eso como lema de vida. No lo he hecho jamás y no lo voy a hacer nunca. Creo que la relación con la profesión es la misma que uno debe tener con una pareja: en el momento en que deja de compensar, mejor dejarlo. Sé que lo digo desde un sitio privilegiado, pero siempre que me he encontrado al borde de las dudas, he tenido muy claro qué hay que hacer: sobrevivir con lo que sea, porque eso de perseguir un sueño es muy complicado. Yo al menos no lo vivo así. No tengo ni la fuerza de voluntad ni la resistencia para, como por desgracia le esta pasando a muchos de mis compañeros, querer trabajar en esto y no poder. Si eso ocurre, hay que buscarse la vida en lo que sea, echarle un par de huevos e irse fuera. La vida es demasiado corta como para vivir de algo que no te compensa".
Así entrena Quim Gutiérrez, según su entrenador personal
- Rutina: Quim lleva a cabo flexiones, extensiones de cuádriceps (la cara interior del fémur, ese músculo que nos permite andar, caminar, sentarnos y correr), zancadas en multipower y sentadillas con isometría en la flexión. "Este último lo realiza así porque carga menos peso y la zona lumbar sufre poco, de esta manera lleva a cabo un ejercicio muy bueno para la pierna. ¿Cómo? Realizando una parada de dos segundos", detalla Fernando Serrano Martín, su entrenador personal.
- Pectorales: "Todo lo que rodea al bexeo, desde el gimnasio hasta el combate, es muy protocolario y muy digno", anuncia Quim. Serrano Martín cuenta que "el actor realiza press banca –levantar pesas tumbado–, press inclinado o aberturas en poleas". Realiza tres o cuatro series de cada uno de los ejercicios, entre seis y 12 repeticiones por serie, aumentando el peso a medida que baja las repeticiones par allevar al límite los músculos.
- El balón: "A Quim le gusta mucho hacer flexiones con los pies sobre un balón medicinal, así trabaja los pectorales, deltoides y tríceps. Pero tener los pies sobre el balón produce una gran estabilidad, y eso implica un trabajo muy importante del core [musculatura de la cintura] y las piernas", advierte Serrano Martín, que añade que el actor intenta llevar a cabo el máximo de repeticiones en un minuto.
- Aeróbicos: Quim sube a la cinta y corre durante un minuto a la máxima velocidad posible. Justo después, hace una serie de golpes y esquivas de boxeo. Su entrenador personal se pone las manoplas y le va marcando el trabajo intentando que haga todo muy deprisa. Si está muy cansado, trabaja el bíceps o el trícpes con gomas o mancuernas.
- Running: Aparte de los ejercicios en el gimnasio con entrenador personal, Quim sale a correr una media de dos días por semana, una hora u hora y media, entre 12 y 15 kilómetros. El actor también le da mucha importancia a la alimentación y a los estiramientos, fundamentales para relajar las musculatura y evitar lesiones.
Lo que sí que le endulzó la vida, y aún hoy le sostiene con esa energía, es el deporte. De pequeño empezó con el baloncesto. "Lo practiqué hasta los 20 años. Tres entrenos por semana. Es ahí cuando la disciplina deportiva se convirtió en un placer incorporado a mi vida". Corre siempre que puede (mucho más de lo que suele un ser humano normal) y, cuando se presenta la ocasión, es un animal de gimnasio. Es lo que tiene ser actor. Un día aquí, otro allí. "Hago deporte como puedo y cuando puedo. Si estoy rodando, me llevo el TRX, que es un artilugio de cuerdas con asas que se puede enganchar en elementos urbanos, llámense árboles en un parque o estructuras de esas donde juegan los niños. Bueno, eso no sé si es legal, pero lo hacemos. Con él puedes hacer ejercicios usando simplemente el peso de tu cuerpo. Es una opción maravillosa, como todas esas prácticas deportivas que han aparecido ahora tipo crossfit o ejercicios multiarticulares, que son los mismos de toda la vida pero que ahora se han vuelto a poner de moda. Últimamente también he conocido un gimnasio nuevo que solo funciona con entrenador personal, y lo disfruto muchísmo porque me gusta saber lo que hago en todo momento. Antes de entrenar, me miro el cuerpo en el espejo y me pregunto: ¿qué quiero mejorar de mi aspecto? Pues vamos a trabajar eso en concreto. A veces no se trata de mejorar una parte del cuerpo sino la resistencia. En esos casos me centro en entrenamientos brutales".
Quim suele ir hasta el límite, rozando el auténtico dolor. El deporte le ha enseñado muchas cosas en su vida. "Es un esfuerzo y sacrificio nada católico. Es muy profano, es ir un poco más allá, aguantar, tolerar la resistencia, tolerar el dolor, eso está muy bien". En una hora recorre diez kilómetros, aunque aún no se ha enfrentado a una maratón porque el entreno que requiere es, dice, muy bestia, "y pierdes mucha masa muscular". Pero no es una persona obsesionada con los tiempos. "Hago muchas abdominales, pero no es tanto la velocidad de ejecución como una mezcla de buenas ejecuciones: hay que hacer muchas y muy bien hechas. En todo lo deportivo importa mucho más la calidad que los tiempos".
"Cada vez enfoco más la práctica deportiva no a un resultado a corto plazo, sino a una plasticidad física en el futuro. En lo que respecta a mi cuerpo, tengo claro que es como si hubiera ido a alquilar un coche y este fuera el modelo que me ha tocado. Me lo dieron nuevo, vale, pero es el coche que voy a tener hasta el final. Por eso, cuanto mejor lo cuide y mejor sea la gasolina que le eche dentro de mis limitaciones económicas o laborales, mejor para mí". Un coche que, asegura, prefiere conducir sin copiloto ni nadie en el asiento de atrás: "Me gusta correr solo, hay algo del duelo con uno mismo que me chifla. Que incluso no haya nadie en las calles. Por eso corro de noche o muy pronto por las mañanas".
Mientras, el motor sigue en marcha. Quim anda ahora pendiente de algunos proyectos. Unos dentro de España, otros fuera, algo a lo que no le tiene miedo dada su facilidad para los idiomas (habla inglés y francés). ¿Le resulta igual de cómodo mostrar su cuerpo en la pantalla? "No considero para nada que mi carrera esté determinada por mi físico. Me he tenido que quitar la camiseta en alguna ocasión, pero jamás he tenido que hacer de galán desnudo. En todo caso he hecho de galán vestido. Vamos, que podría haber tenido barriguita y hubiera realizado las mismas películas. Probablemente, habría hecho menos cosas de publicidad, y sin duda no habríamos hecho la sesión de fotos de hoy [risas]. Pero no creo que tener buen cuerpo me haya condicionado para nada". Eso sí, no dudaría en engordar infinidad de kilos por exigencias de un guion, aunque eso significara tirar por la borda años de esfuerzo y sudor. "Si el papel lo vale, lo haría. Además, si tienes un buen fondo, no es difícil recuperarse. Aunque aquí no suelen proponer ese tipo de papeles, para Los últimos días tuve que perder siete kilos".
En una hora recorre diez kilómetros, aunque aún no se ha enfrentado a una maratón porque el entreno que requiere es, dice, muy bestia, "y pierdes mucha masa muscular".
El esfuerzo físico le ha ayudado también a controlar la ansiedad: "Estoy bastante relajado, el deporte ayuda a aceptar el dolor. Ejercitar la resistencia física es aplicable a ejercitar la resistencia emocional. Lo digo con 33 años, como si fuera muy mayor, pero es que verdaderamente me siento muy mayor". ¿De verdad? "Digamos, mejor, que he aprovechado muy bien el tiempo".
Casi un hora después de charlar al calor de una estufa eléctrica, Quim confiesa que le gustaría ser padre. Y concluye con una reflexión sobre una crisis que superó hace un año. "Fue algo personal, un episodio muy concreto que me hizo darme cuenta de que, a pesar de la situación tremendamente privilegiada que vivía laboralmente, tenía que plantearme las cosas de otra manera. Y teniendo en cuenta que estamos hablando de deporte, todos los sacrificios de fuerza de voluntad que requiere son aplicables a solucionar problemas. Claro que da pereza enfrentarse a las propias mierdas, pero ese deporte es el mejor que existe. No tiene parangón".
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