Me han subido la pensión

Hoy me ha llegado la carta, ¡por fin! Había oído hablar de ella... ¡Qué alegría me he llevado! Me han subido la pensión, como a todos los pensionistas.

Muchos podrán llegar a fin de mes sin apreturas ni estrecheces. Otros podrán comer un poco mejor; carne, quizá, o mejor pescado, una vez más al mes para no repetir tanto las patatas cocidas y las legumbres; o encender unos minutos más la calefacción para no helarse en estos gélidos días de invierno que estamos pasando. Al fin y al cabo, una subida de la pensión siempre es una buena noticia. Pero, ¿está todo bien? Desde mi punto de vista, no. Alguien en el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas no ha previsto que el disparate de gasto que se ha producido para comunicar a la población pensionista el cobro de esas migajas ha generado un gasto excesivo y que se lo podrían haber gastado en algo más necesario.

¿Y del papel que se ha gastado en una noticia casi inane? ¿Y de los árboles que han costado papel y sobres? Se han debido de decir, en ese ministerio, que el esfuerzo de informar merece la pena. Pues no rotundo, señor ministro. En absoluto. El ahorro hubiera sido más lógico, pero la lógica no es, ni mucho menos, una virtud de su Gobierno. El aumento del gasto del Estado se ha visto multiplicado por la carestía de recursos intelectuales de las clarividentes mentes del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Y, esta vez, no pueden decir que les ha forzado Bruselas.— Aurelio Arévalo Rodríguez.