La complejidad del asunto cubano
No tendría mi visita a la isla de Cuba en enero de 2015 mucho de especial si no fuera por los tres años previos vividos en Miami. Sin conocer ambas partes no es fácil comprender la complejidad del asunto cubano.
La gran dificultad a resolver es el rencor (no sin razón) que la disidencia en Miami ha acumulado durante décadas. Esto va a ser un lastre para la negociación, especialmente por la influencia que esta comunidad tiene en EE UU. Pero en el otro lado es esperanzador escuchar a la gente de la calle, transmitiendo un enorme deseo de cambio pero sin mostrar acritud. Y es palpable la esperanza generada por los cambios impulsados por Raúl Castro, aunque con recelo hacia su hermano, quien no se cree que vaya a facilitar la transición.
Es admirable la sensibilidad por los aspectos sociales. La transición hacia una economía de mercado en una sociedad tan empobrecida y tan dependiente de la ayuda estatal puede generar tensiones, desigualdad y sufrimiento si no se hace ordenadamente o copiando algunos aspectos del modelo de EE UU.— Jesús Ornia Fernández.
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