Un alto precio
La mortalidad por cáncer de pulmón entre las mujeres supera a la del de mama en Europa
El cáncer de pulmón ha desplazado al de mama como primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres en Europa. El desplazamiento se debe a una tendencia de signo opuesto en la evolución de ambos tumores. La mortalidad por cáncer de mama ha descendido en las últimas décadas gracias al espectacular avance en la aplicación de los tratamientos. La aparición de nuevas dianas terapéuticas y la extensión del diagnóstico precoz gracias a los programas de cribaje han permitido elevar la tasa de curación a más del 85% de los casos. En el cáncer de pulmón, en cambio, la tendencia es la contraria. El número de nuevos casos diagnosticados entre las mujeres aumenta cada año, sin que la enfermedad se haya beneficiado de avances importantes en el desarrollo de nuevos tratamientos.
El resultado es que mientras en las mujeres la mortalidad por cáncer de mama descendía en Europa un 9% entre 2009 y 2015, la de pulmón se elevaba un 10%. Lo dramático es que mientras las causas del cáncer de mama siguen siendo desconocidas y, por tanto, no puede prevenirse, el de pulmón está asociado en el 90% de los casos a una causa perfectamente evitable, el tabaquismo. Su incremento en las mujeres es una consecuencia tardía de su incorporación masiva a este insalubre hábito.
Editoriales anteriores
Se estima que entre el pico de la epidemia de consumo de tabaco y el pico de la epidemia de muertes por cáncer de pulmón pasan entre 20 y 30 años. Las mujeres pagan ahora un alto precio por lo que en su momento vivieron como signo de libertad y modernidad; el mismo que antes ya pagaron los hombres. El cáncer de pulmón masculino llegó a alcanzar en los noventa una tasa de mortalidad de 50 casos anuales por cada 100.000 hombres. Las medidas antitabáquicas lograron reducir el consumo y la mortalidad fue cayendo hasta la tasa actual de 35. En las mujeres es ya de 14,24, y en los próximos años seguirá creciendo, en paralelo al aumento del consumo de tabaco a partir de los años setenta.
Estas cifras nos enseñan algunas lecciones. La primera, que tardamos demasiado en aplicar medidas de prevención. Cuando se empezó a legislar contra el tabaquismo hacía ya mucho tiempo que había evidencia científica del daño que causa el tabaco. En España tardamos más que en otros países y ahora pagamos las consecuencias. Esto no debe llevarnos a la resignación, sino a todo lo contrario: a intensificar la lucha contra el tabaquismo.
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