Amo y señor de mi destino
No soy bueno para la sociedad? ¿No estoy suficientemente formado para entrar en el mundo laboral? ¿Tendría que mentir en mi currículo para tener la oportunidad de demostrar quién soy?
Cuando me tomo mi primer café, todas estas dudas letárgicas se desvanecen y sigo esforzándome para ser la mejor versión de mí mismo y demostrarme que sí, soy útil, muy útil, pero con esto no basta. Con 24 años, tengo una carrera, dos másteres, decenas de cursos formativos, año y medio de experiencia en una empresa, múltiples recomendaciones y varias acciones que no son suficientes para ser tomado en consideración en este país.
Siete años después he vuelto al domicilio familiar. Mi subconsciente se pregunta si vuelvo para quedarme. Sé que no, mi ambición y autoestima me impiden acabar aquí. Volveré y lo haré más fuerte que la primera vez, aquí o allí donde se valoren mis competencias. Nunca nadie me ha regalado nada, por lo que no voy a perder el tiempo criticando el sistema educativo desfasado y las acciones políticas. Es tiempo para luchar y ser el amo y señor de mi destino.— David Bosch Torrent.
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