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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Error de cálculo

Japón debe mantener la política de inyecciones masivas de liquidez después de las elecciones

Los hechos se han sucedido de manera vertiginosa, pero, hasta cierto punto, ejemplar en términos políticos. Inmediatamente después de que el Gobierno japonés informase de que la tercera economía del mundo había entrado en recesión (-0,4% de evolución del PIB durante el periodo, -1,6% en tasa anualizada), el primer ministro, Shinzo Abe, anunció la convocatoria de elecciones anticipadas (el Parlamento se disolverá el próximo viernes) para afrontar las graves consecuencias que tiene la recesión no sólo —y lógicamente— para Japón, sino también para la economía global. Abe quiere asumir la responsabilidad de la crisis de la Abenomics (su política económica basada en un crecimiento masivo de la liquidez) y pedir el respaldo de los votantes para continuar, esta vez con mayor acierto, con la política monetaria hiperexpansiva.

Para entender esta doble pretensión es necesario explicar que la política económica de Abe es probablemente la única razonable o coherente para sacar a Japón de una fase prolongada de estancamiento. Si el país ha entrado en recesión no es por la Abenomics, sino como consecuencia de un error de coordinación en el Gobierno: cuando se trataba de aumentar el consumo y crear inflación, el Ministerio de Economía decidió subir el IVA desde el 5% al 8% en abril. El resultado es una retirada del consumo, que en Japón supone entre el 60% y el 65% del PIB, y una contracción del crecimiento.

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Si este es el análisis correcto, la evolución lógica tras las elecciones convocadas debería ser la de mantener la política económica —con un voto renovado— y aplazar en lo posible las previstas subidas de impuestos sobre el consumo para evitar los efectos contractivos. De hecho, tales subidas ya se han aplazado hasta 2017. Lo importante ahora para Japón, antes y después de las elecciones, es mantener la presión de las inyecciones de liquidez y que el Gobierno se coordine mejor con el gobernador del Banco Central.

Consuela poco, más bien preocupa, que las autoridades económicas argumenten que los efectos de la subida del IVA han sido mayores de lo esperado. Este es el error, como el del FMI y Bruselas al no calcular con precisión la caída del PIB que iban a provocar los recortes de gasto, que no puede cometer una Administración. La recesión japonesa oscurece un poco más el paisaje de la economía mundial en 2015, dañada ya por el estancamiento europeo.

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