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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ni en una de Spielberg

Un joven impostor logra colarse en los círculos más restringidos del poder haciéndose pasar por agente del CNI o dirigente del PP

Soledad Calés

Probablemente una de las frases de las que más se ha abusado al iniciar un texto periodístico es la de que la realidad supera a la ficción. Pero en el caso del joven y osado Francisco Nicolás Gómez Iglesias es inevitable recurrir a ella, así que habrá que repetirlo: la realidad supera a la ficción. Desde luego a la ficción Atrápame si puedesdirigida por Steven Spielberg con Leonardo di Caprio y Tom Hanks como protagonistas. Di Caprio da vida a un joven estafador que adopta numerosas identidades y accede a lugares inverosímiles hasta que finalmente Tom Hanks —el policía— le detiene.

No sabemos si Gómez Iglesias ha visto alguna vez la película de Spielberg, pero está claro que la ha superado con creces. Porque con 20 años ha llegado mucho más lejos que el personaje de Di Caprio. Un joven Frank, el nombre del personaje, se hacía pasar por piloto de aerolíneas para viajar gratis, cobrar un sueldo de un trabajo inexistente y ligar con las azafatas.

Gómez Iglesias ha dejado en mantillas al Frank joven: a su edad, se ha hecho pasar por agente del Centro Nacional de Inteligencia, miembro de la oficina económica del Gobierno, dirigente del PP y persona de confianza de la Casa Real. Nada menos. No había control de seguridad lo suficientemente estricto ni acreditación bien elaborada que impidiera a este estudiante de Económicas acceder a cualquier sitio.

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Daba lo mismo que fuera el palco del Santiago Bernabéu, reuniones de directivos del Ibex-35 o la recepción de Felipe VI en el Palacio Real con motivo de su proclamación. Mientras decenas de personas desistían de poder saludar a los Reyes ante la largas filas formadas, ahí estaba Gómez Iglesias, encantado de la vida, estrechando la mano del Monarca. ¿Un mitómano? ¿Un amante del riesgo? No, un timador.

Gómez Iglesias se sacaba fotos con todos los famosos a los que se acercaba. Luego trataba de engañar a empresarios a los que apabullaba con su verborrea, sus fotos, sus falsos informes con firmas falsas y los coches de lujo —alquilados— con los que se movía por Madrid. Ya había sonsacado 25.000 euros a un par de incautos.

Pero, aquí la ficción se cruza con la realidad: Gómez Iglesias ha sido atrapado precisamente porque puso al CNI tras su pista. Siempre puede darle ideas a Spielberg para una segunda parte de su película.

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