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Minipróstatas con cáncer para probar fármacos personalizados

Investigadores de EEUU crean miniórganos tumorales para optimizar los tratamientos a pacientes

Manuel Ansede
Yu Chen (centro) con su equipo del Centro Memorial Sloan Kettering.
Yu Chen (centro) con su equipo del Centro Memorial Sloan Kettering. MSKCC

Investigadores de EEUU han logrado crear miniórganos con cáncer a partir de las biopsias tomadas a pacientes con tumores de próstata. El avance, que se suma a resultados anteriores con cáncer de colon y páncreas, abre prometedoras vías para personalizar el tratamiento de los enfermos, cultivando sus tumores en laboratorio y probando en ellos una batería de fármacos hasta dar con el más adecuado. Cada año, unos 900.000 hombres en todo el mundo sufren cáncer de próstata. Es el tumor más frecuente entre los hombres en muchos países desarrollados, como España y EEUU.

La técnica se había utilizado para crear tejidos con cáncer de colon

Los autores del estudio, la mayor parte de ellos del Centro Memorial Sloan Kettering de Nueva York, han generado seis minipróstatas con cáncer a partir de biopsias de pacientes y un séptimo organoide canceroso a partir de las células tumorales que circulaban por la sangre de un enfermo. Los investigadores han tomado muestras de las próstatas con tumores, han extraído sus células tumorales y las han colocado en un cóctel gelatinoso de proteínas. “Algunas de estas células tumorales crecen en forma de organoides, que son estructuras tridimensionales de entre 10 y 100 células de diámetro con una morfología muy similar a la del tumor presente en la biopsia”, explica el médico Yu Chen, principal autor del estudio.

“A largo plazo, podemos imaginar que probaremos una serie de fármacos [en los miniórganos con cáncer] en el laboratorio para guiar el tratamiento adecuado del paciente. Pero los costes y la estandarización de los procesos serán más difíciles hasta conseguir la aprobación de los organismos reguladores”, vaticina Chen.

Unos 2.000 euros por microórgano

Los ratones con tumores humanos trasplantados son otra opción para probar tratamientos

La técnica utilizada fue desarrollada en 2009 por el laboratorio del investigador holandés Hans Clevers para crear miniórganos sanos, aunque ya se ha utililizado para generar tejidos con cáncer de colon en laboratorio y se está avanzando en la replicación del cáncer de páncreas.

El también holandés Wouter Karthaus, otro de los autores del estudio, calcula que crear un miniórgano con cáncer para mejorar el tratamiento de un paciente puede costar “unos 2.000 euros” y ser asequible si se optimizan los procesos. “Potencialmente, la elección de una quimioterapia personalizada puede reducir los costes del tratamiento final, recuperándose los costes iniciales de generar los organoides”, opina Karthaus, que investiga junto a Hans Clevers en el Instituto Hubrecht, en Utrecht (Países Bajos). Su estudio se publica hoy en la revista Cell. Para Karthaus, el método puede estar optimizado “en unos pocos años”.

El oncólogo médico Francisco Real, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), aplaude el nuevo estudio, en el que no ha participado. La alternativa tradicional es cultivar células tumorales aisladas en recipientes de plástico redondos y planos, conocidos como placas de Petri. “El problema es que además hay muy pocos cultivos celulares de tumores de próstata, porque normalmente estos tumores no se comportan de forma agresiva, no producen metástasis, por lo que es más difícil cultivarlos en el laboratorio”, apunta Real. “Además, muchos tumores no se operan o de las cirugías a los pacientes se obtienen muestras muy pequeñas, lo que dificulta más su cultivo”.

A disposición de la comunidad científica

Según el oncólogo médico, la comunidad científica internacional cuenta ahora mismo con una colección de unas 1.000 de estas líneas celulares de tumores humanos cultivadas en el laboratorio, pero sólo siete de ellas pertenecen a tumores de próstata. El nuevo trabajo de Yu Chen pone de una tacada otras siete sobre la mesa, y además en tres dimensiones, lo que hace que sean modelos mucho más realistas para estudiar la enfermedad.

Real, además, celebra que los autores del estudio hayan puesto sus minipróstatas con cáncer a disposición de la comunidad científica internacional, un gesto cada vez más habitual. “Cada vez hay más presión desde las agencias financiadoras, como las de la UE o los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU, para que todos los datos generados con su dinero sean públicos”, explica el investigador español.

En su centro, el CNIO, se presentó en 2012 otra posibilidad para estudiar tumores humanos en laboratorio: los ratones avatar. El investigador español Manuel Hidalgo mostró el caso de una joven afectada por un tumor maligno de las glándulas salivales. La chica no respondía a los fármacos habituales y sus médicos se vieron obligados a echar mano de terapias experimentales, sin eficacia totalmente demostrada. Para elegir la más idónea, el grupo de Hidalgo extrajo una muestra del tumor maligno de la paciente y la trasplantó a varios ratones, creando copias exactas del cáncer de la chica. En cada ratón, el equipo de Hidalgo probó un tratamiento hasta dar con el más adecuado, que efectivamente sirvió para detener el avance del tumor de la muchacha.

“El problema con los ratones avatar es que los tumores humanos tardan tanto en crecer en los ratones que a veces llegan tarde y el paciente ya se ha muerto, además de que son mucho más caros que los miniórganos”, opina Real. A su juicio, si se demuestra que los organoides sirven para predecir en el laboratorio la respuesta de un tumor real al tratamiento, un precio de unos 2.000 euros no es caro. “Una tomografía axial computarizada [el escáner de rayos X utilizado para diagnosticar tumores] puede costar unos 400 euros. Y un fármaco nuevo de los que se utilizan en oncología puede llegar a 30.000 euros para un tratamiento de un año. Si se consigue evitar fallos en la elección del tratamiento, se puede ahorrar mucho dinero”, zanja.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III

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