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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La mayor aventura de la vida

Un rodaje acompaña a un muchacho en el proceso de construirse a sí mismo

MARCOS BALFAGÓN

Durante doce años, desde julio de 2002 hasta octubre de 2013, el director Richard Linklater convocó en Texas a un puñado de actores para ir rodando una película y para que, de paso, la cámara fuera registrando el trabajo del tiempo: cómo va cambiando todo y cómo, paradójicamente, hay cosas que permanecen iguales. De lo que se trataba era de atrapar las transformaciones de un niño que tiene seis años cuando empieza el rodaje y que sale de la película con dieciocho. Así que va abandonando la niñez, entra en las zonas pantanosas y peliagudas y vertiginosas de la adolescencia y termina en los umbrales de la primera juventud, cuando supuestamente ya se ha adquirido un cierto dominio sobre las emociones más primarias y cuando las autoridades suelen conceder que ya se tiene el suficiente criterio como para elegir razonablemente entre opciones diferentes y votar.

Fueron 39 días de rodaje en total. Pasaba mucho tiempo entre la puesta en marcha de unas secuencias y el desarrollo de las siguientes, pero la historia que quería contar Linklater la tuvo clara desde el primer día en la cabeza.

No improvisó, se limitó a ajustar los detalles que iban cambiando en el mundo del muchacho. Porque este es el verdadero protagonista de la película y lo que procura el director de la cinta es contar simplemente lo que le va pasando.

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Si hay un tiempo difícil en la vida seguramente es ese del que se ocupa Linklater en Boyhood. Se van dejando las referencias hasta entonces seguras de la infancia y se entra en esa zona de arenas movedizas de la adolescencia donde todo está por descubrir, donde nada resulta seguro y donde los propios cambios físicos producen desconcierto y enormes complicaciones: placer y dolor, terribles angustias y explosivos jolgorios.

Y detrás de todo: las silenciosas operaciones del tiempo. Linklater ya quiso abordarlas en su trilogía Antes de..., donde dio cuenta de la relación de un hombre y una mujer en tres momentos distintos de sus vidas.

Su reto ahora ha sido acompañar a un muchacho en el proceso de construirse a sí mismo. Seguramente, la mayor aventura de la vida.

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